Lorenzo
de Ara
“Pasan
los años con una rapidez asombrosa. Nos hacemos viejos, amigo.” Y echa a reír
ya sin dientes, medio calvo, algo petudo, siempre mirando a las mujeres, a ver
si alguna le dedica una mirada jocosa.
“Nos
hacemos viejos y nos cansamos muy pronto de la miseria que exhalan los
mediocres en la cumbre. ¿Por qué demonios habrán llegado a ella? Ya lo sé; tú y
yo, sí, sí, escúchame bien, tú y yo los pusimos ahí. No fiamos de ellos, con
esa cara de no romper nunca un plato. Tan aseaditos, tan melindrosos, avezados
como nadie en dar los mejores abrazos. ¡Bah cuánto asco! ¡Cuánta mierda nos
tenemos que quitar del cuerpo antes de que nos manden a tomar por el culo.”
“Tú
y yo hemos elegido una profesión llena de putas. Que sí, no te enfades. Sabes
muy bien que llevo razón. Llena de putas y de arrastrados que lamen el culo del
alcalde o de cualquier concejal que no se separa de él ni para ir a cagar. Tú y
yo hemos perdido el tiempo muchas veces compartiendo un café con un mentiroso,
un cínico del tres al cuarto en el que creíamos ver al hombre (¿mejor decir
persona?) capaz de llevar lo mejor a la política.”
“Tengo
que ser valiente y gritar que la política local me aburre. No es que me asquee,
que me asquea; es que me aburre hasta lo insoportable. Es un abominable desfile
de tipos y tipas sin nada que contar, arrogantes, petulantes, beodos llegado el
caso, cretinos y sin cultura democrática. Están para lo que están. Chupar del
bote, chupar de la teta, vivir del cuento, tomarle el pelo durante cuatro años
o los que hagan falta a los liliputienses que votan, tragando la gran mentira a
cambio de recibir un echadero.”
“Cuando
te obligan a pasar un rato al lado de ellos, hacemos que lo estamos pasando de
puta madre. Somos muy capaces de asentir con la cabeza cuando sueltan una perorata
sobre el origen de las especies, o cuando en la colocación de la primera piedra
de una mierda de obra se te acercan con el aliento inconfundible de la mamba
negra para blablablá en inglés, francés, alemán o arameo. Porque ellos hablan
por los codos. ¡Mejor decir que hablan por los bolsillos!”
“Hombre,
no todos son así, me dices. Tienes razón. Mira por donde, tienes razón. No
todos son así. ¡La puta generalización que se pega al mal escritor como el
dinero al que no se lo merece! No todos los políticos de la municipalidad son
así. Algunos se salvan. Algunos son transparentes.”
“Y
es verdad que ni tú ni yo somos perfectos. Tú, cabrón, por ejemplo, eres un
hipócrita, mentiroso, vago, chaquetero, siempre pegando puñaladas traperas e
igual de rastrero que el político que años atrás (no tantos) te decía cosas tan
bonitas a la cara que alguna vez pensaste en voz alta: ¡qué gran bufón se
perdió la ciudad del Puerto de la Cruz!”
“¿Yo?
Con decirte, aunque lo sabes, que vivo en el interior del aparato digestivo de
un ácaro. ¿Qué quieres que te cuente? Mañana, más de lo mismo.”
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