Lorenzo Soriano
Definir la
libertad, es absurdo porque la simple definición, la limita. Y el único límite
de la libertad individual debe ser el no quebrar la de nadie ni la del
colectivo.
A los amantes de
"lo público" y denigradores de lo privado, quizás le gustaría que
todo fuese público, como en Corea del Norte, Viet Nam o Cuba, y antes como en
la URSS, China y la Cambodia de Pol Pot.
Y a los que esto disimulan, convendría que nos aclararan, si lo que
quieren es que lo público se haga "poco a poco", para no asustar.
Cuando Todo es público, todo es Dictadura, Fascismo, Autoritarismo, Comunismo, Stalinismo
o Teocracia. Y, sin embargo, esta sencilla clase de Axioma, o que no
necesitaría demostración, se demuestra y se ha demostrado tantas veces, que me lleva
a la conclusión tristemente, de que es solo falta de voluntad de aplicarlo o
simplemente conocerlo, lo que lleva a tanta gente a negarlo o simplemente
ignorarlo. Hablan de Libertad, y lo primero que limitan los sistemas que
proponen es ella misma.
Lo primero que
cercenan, que anulan, que niegan.
Lo público, lo colectivo,
es manejado por la Elite, la Nomenklatura, el Politbureau, el Presidium, el
Directorio, el Líder carismático. Luego de Purgas indiscriminadas, algunas con
miles de ejecuciones, dentro y fuera de los "suyos", reeducaciones
trágicas y millonarias en muertes. A continuación, gulags, ghettos y campos de
concentración de todo tipo, servirán para aislar a los "contaminados"
y torturarlos en Progroms salvajes, como ejemplo de que la vía hacia la
sumisión es la única salida de la ciudadanía.
Y no me vengan
con que eso no pasara; lean la historia reciente y antigua y verán.
Hemos fracasado
como país, como educadores, como ejemplo de valores, cultura, principios, y
verdades. Hemos dado libertad como pan duro a los sin dientes. Ni la han
entendido, ni la han asimilado, ni la han defendido ni la han usado en provecho
propio y de la comunidad. Y los españoles, sobre todo, los peores alumnos
aplicados en la materia. En el fondo, somos totalitarios. De la mayoría, unos piensan que la solución
es el exterminio de los "enemigos" políticos, y otros que esto solo
lo arregla "un general con dos pistolas". Aun aquí y ahora. La
mayoría está en esos dos "bandos". El resto no contamos. Los que
pensamos y creemos en la libertad individual, en la empresa privada, en la
democracia real, en la disminución del Estado y su mínima intervención en la
vida de los ciudadanos. No contamos con nadie que nos represente. Ni los que creemos en la administración
rigurosa, en el destierro de la corrupción, en la distribución escrupulosa de
recursos, en la división de poderes, en la lucha contra el terrorismo como
enemigo del ser humano, de los negocios o el Turismo; en el desprecio a las
teocracias y a la injerencia religiosa en el Estado o conductas privadas. En
fin, simplemente por no querer firmar el pacto antiterrorista algunos partidos
no deberían poder actuar en un estado de derecho. Y eso es libertad, y
seguridad. Los derechos no pueden acabar con las leyes ni con la justicia. A
los que se salen de la legalidad, se les deben acabar los derechos, en ciertos
campos, a terroristas de acción u omisión, sobre todo. Hemos fracasado, ellos
son "creyentes" y nosotros no creemos en nada. Hasta hacen milagros.
Algunos abandonan el hastío, la abulia, incluso la bebida y las drogas para
abrazar esta "nueva Religión" por nuestra inepcia, lo que sin duda
desembocara de nuevo en las dictaduras y en las guerras.
A reflexionar.
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