Evaristo Fuentes Melián
Los días bisiestos y mis recuerdos
Hoy, sábado 29 de febrero de 2020, es día bisiesto de un
año bisiesto. Los días bisiestos se repiten una vez cada cuatro años, para
ajustar debidamente el horario y diario de nuestro planeta Tierra en su
recorrido alrededor del Sol.
Recordemos un día bisiesto, el 29 de febrero del año 1960,
o sea, el día bisiesto de hace la friolera de sesenta años.
Si este 29 de febrero de 2020 cae en sábado de Piñata del
Carnaval, el 29 de febrero del año 1960 cayó en lunes de Carnaval.
Los lunes de Carnaval suelen ser días de celebración de
comidas de parrandas con cantares típicos, con instrumentos musicales y de
percusión de los grupos de amigos en nuestros pueblos canarios.
Pues bien: el día 29 de febrero de 1960, salí por la tarde
con mi amigo JMLG (pondré solo las iniciales, para seguir la costumbre de
enmascarar en estas fechas de carnestolendas).
Por la tarde de ese día, bajamos al Puerto JMLG y un servidor, y
paseamos con chicas enmascaradas un buen rato por las avenidas de la zona de
Martiánez. Una gozada inolvidable, de la cual no voy a contar los pormenores…
Y ya a la anochecida, nos despedimos de las muchachas y
regresamos a la Villa. Cogimos las guitarras y fuimos con un grupo de amigos,
de perras de vino, tocando y cantando por la zona de la Villa Arriba y algunos
de sus guachinches. Se nos hicieron, casi sin darnos cuenta, las tres y media
de la madrugada.
Como dato adicional, he de decir que el día anterior,
domingo de Carnaval, 28 de febrero de 1960, se había jugado un interesante
partido de promoción a Primera Regional en el campo portuense de El Peñón, con
el resultado de:
Puerto Cruz 2—Silense 0.
Un potentado de la diáspora canario- venezolana, don Juan
Valiente, había regresado y cedido un terreno de su propiedad desprendidamente,
para hacer un gran campo de futbol, en la zona hacia la costa de su pueblo
natal, Los Silos. Hace escasas fechas lo visité, sesenta años más tarde, y está
en estado perfecto, con cancha de césped y gradas pintadas, limpio y adecentado
como una patena.
En conclusión, la vida es corta… Pero yo tengo la dicha de
poder recordar un buen tramo de mi vida y sus circunstancias, algo parecido a
lo que diría el intelectual Ortega y Gasset. Que fue un señor….
Y no dos: “los
señores Ortega y Gasset”, que así fue como puso en un examen escrito, otro
amigo mío de grato recuerdo, las iniciales de cuyo nombre de pila prefiero
dejarlas…enmascaradas.
Espectador
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