En el momento mágico del día
que me atrapa con recelo, me hechiza,
veo a mi tesoro y en su sonrisa
advierto que anhela mi caricia.
Te amo hijo. Y la fantasía
que mi amor de madre primeriza
es único y excepcional, agudiza
mi egoísmo. Tengo alegría.
Y la gente envidia este gran amor
que solo yo siento, vivo y gozo.
Veo su cuerpecito con primor
dormirse tiernamente en mi regazo,
más te adoro, y de mi cuerpo su calor
envuelve su sueño y su leve retozo.
1991
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