Evaristo Fuentes Melián
Camionero y pandemia
Ahora que con la pandemia todo el mundo está de mala ‘milk’, bueno es intentar suavizar el ambiente coloquial, contando un chiste simplemente grosero pero gracioso. Helo aquí:
Iba un camionero conductor de 2 metros de alto, forzudo, pesaba ciento veinte kilos, subiendo por una cuesta de una carretera estrecha, y no dejaba pasar a un hombre flaco, de pequeña estatura, con su coche pequeñito. Por fin, consigue el flacucho intentar adelantarlo, y cuando lo estaba adelantando, asoma su escuálido rostro por la ventanilla de su cochito e insulta al camionero gritándole:
“¡DÉJAME PASAR, CABRON CABRONCETE, HIJO DE PUTA!”.
Y cuando consigue por fin adelantarlo por la cuesta, siguen los dos su marcha y se distancian unos cientos de metros….Pero llegan en seguidas a un tramo de carretera en bajada, y entonces el camionero acelera, rebasa al del cochito y se le atraviesa delante para no dejarlo pasar. Se paran los dos, y sale de su camión el camionero grandullón, camina hacia el del coche, un fisco de hombrecillo, lo agarra por la solapa dispuesto a darle un par de cachetones; pero antes le pregunta:
“¿QUÉ FUE LO QUE ME DIJISTE?, ¡ATRÉVETE AHORA A REPETIRLO!”....
Entonces, el pequeñajo del cochito, le responde acongojado:
“PERDONE, SEÑOR CAMIONERO, LO QUE PASÓ ES QUE YO LO CONFUNDÍ A USTED CON UN AMIGO MÍO, QUE SE LLAMA RAMÓN, Y SOLAMENTE LE GRITÉ A MODO DE SALUDO:
“Déjame pasar, ¡RAMÓN, RAMONCETE, FIJO EN LA RUTA!”
EVARISTO FUENTES ESPECTADOR
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