Teresa González
Llorando por los poros
te recordó el espacio germinado
en la rutina miserable,
flor de antaño del fango rescatada,
cautiva estrella en su brillo enmohecido.
Suelta el miedo circunstancial de tu infancia
y vuela con tus alas de libélula
hacia la selva tu casa.
Suelta el polen desde la verde cresta
y verás que la zarza no espina
más tu valentía.
Has llegado, quédate,
que pronto anochecerá
sin imaginar siquiera,
tu canto de sirena
contenido en su inmenso mar…
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