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miércoles, 13 de enero de 2021

GABILONDO, UN PASO AL COSTADO

Salvador García Llanos

El uso más habitual del término empacho se vincula a una indigestión producida por alimentos. Cuando una persona está empachada, experimenta síntomas como dolor de cabeza y de estómago, diarrea, vómitos y náuseas. En Canarias se emplea mucho: hartazgo e indigestión, después de una copiosa comida.

Pues empachado se ha sentido Iñaki Gabilondo, una de las voces más reconocibles de la radio española, uno de los periodistas y analistas mejor dotados en el medio, que ha decidido, como dicen los argentinos, dar un paso al costado, esto es, renunciar a la primera línea, en la que ha venido batiéndose durante tantos años. 

El periodista no se desliga, que conste. La suya no es una retirada definitiva. Continuará vinculado a la franja matinal de la Cadena SER, conducida por Ángels Barceló, con una aparición semanal, los lunes, “para charlar de esto y aquello”. Y es que los viejos titanes –Gabilondo lo es- nunca se rinden. Ahora, con 78 años, en el nuevo formato, mirará la vida y el futuro, según ha dicho. "Como miramos la vida, también está la política, pero no las cosas de la política, sino la política de las cosas", ha explicado antes de apuntar a su intención de hacer "algo distinto": "Después de tantos años hablando, quisiera concluir mi vida profesional escuchando a los jóvenes que están haciendo cosas, que son muchos".

El empacho viene dado por la polarización política. Una palabra para radiografiarlo todo, como ha escrito Carlos del Amor, periodista de RadioTelevisión Española, muy activo en las redes sociales y autor de un libro siempre recomendable, La vida a veces (Espasa). Un mínimo sentido de perspectiva nos hace entender que Gabilondo se fajó también durante la pandemia, ese tiempo en el que los españoles han acentuado sus diferencias, hasta producir eso, el hartazgo. Andar ahí, ante el micrófono, todos los días, haciendo una análisis diario en ese medioambiente, tiene que empachar.

No es un acto de cobardía sino consecuente. “El enconamiento partidista y la superpolarización han construido moldes de respuesta rápida, argumentarios para la exaltación, pero no me van”, ha dicho el periodista en la hora de su hasta luego. Que ha sabido darlo y decirlo.

Iñaki Gabilondo, Ciudadano en Gran Vía (El País-Aguilar), aquel fenomenal libro que firmara en 1998 el periodista tinerfeño Carmelo Martín, actual director de Diario de Avisos, complementaba su título con la idea La aventura de 30 años de radio: es la traducción de su personalidad y de su pensamiento.

“Cuando alguien de mi edad se hace a un lado, pocas explicaciones hacen falta”, resumió el periodista sin enfatizar. Claro que podría haber seguido defendiendo sus posiciones “pero cada vez me cuesta más tenerlas, cada vez me cuesta más afinarlas”. Cuando eso se reconoce, lo mejor es eso: un paso al costado. Siempre nos quedará Gabilondo.

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