Salvador García Llanos
Los informes del Instituto Reuters aportan siempre
contenidos interesantes que, basados en investigaciones científicas y
estadísticas, sirven para medir novedades y tendencias del panorama mediático.
Seguro que muchos recordarán el que abordamos a finales del pasado año a
propósito de la confianza en las noticias.
En el mismo se ha apoyado ahora la Cable News Network
(CNN) para diseccionar el impacto de la COVID-19 en el desapego que manifiestan
los componentes de la Generación Z con respecto a los medios de comunicación.
La CNN, debemos tenerlo en cuenta, es un canal de
televisión por suscripción estadounidense de noticias fundado en 1980 por el
empresario Ted Turner. Hoy en día, forma parte del grupo Warner Media. Fue la
primera cadena de televisión en cubrir información las veinticuatro horas del
día. Actualmente, es el segundo canal de noticias más visto en USA, detrás de
Fox News. En 1997 fue galardonada con el premio Príncipe de Asturias de
Comujnicación y Humanidades, conjuntamente con Vaclav Havel.
En cuanto a la Generación Z, nos dice Wikipedia,
también es conocida con otros nombres como generación posmilénica o centúrica
(del inglés centennial). Se trata de la cohorte demográfica que sigue a la
generación milénica. Los demógrafos e investigadores suelen señalar desde la
mitad de la década de 1990 a mediados de la década de 2000 como el comienzo de
los años de nacimiento de la generación, mientras que hay poco consenso con
respecto a su terminación. La mayoría de personas pertenecientes a la Generación
Z ha utilizado internet desde muy joven y se siente cómoda con la tecnología y
los medios sociales. Se estima que las personas de la Generación Z corresponden
al 23,7 % de la población mundial.
¿Cómo ha incidido o incide la pandemia entre los
integrantes de dicha Generación? Partiendo de una misma premisa, esto es, la
necesidad de estar informados conlleva estar más expuestos a los medios de
comunicación tradicionales y ello ha generado un nuevo hábito.
Para mantenerlo o incrementarlo, el estudio de la CNN
desglosa siete claves que explican el alcance de lo que está sucediendo en
nuestros días. Las reproducimos tal como vienen resumidas:
-Las noticias no son relevantes en su día a día. Los
jóvenes de la Generación Z sienten que las noticias no son relevantes en su día
a día y que se repiten hasta la saciedad los mismos temas una y otra vez. La
solución pasa por cubrir una gama más amplia de temas en los que la Generación
Z muestra interés (arte y cultura, activismo, LGBTQ, medio ambiente,
migraciones...), y poner foco en historias humanas, personales y reales, en las
que a menudo sean los jóvenes los protagonistas.
-Exceso de negatividad en las informaciones. La
Generación Z, según la investigación, considera que las noticias buscan con
demasiada frecuencia la negatividad y no aportan ni soluciones ni acciones
positivas. Asimismo, perciben demasiadas opiniones extremas, a las que se le da
la misma voz que a las moderadas. La solución, apunta el informe de la CNN,
pasa por producir historias que puedan inspirar a esta audiencia sobre la
posibilidad de cambio y proporcionar un camino hacia la acción positiva.
Recomienda, asimismo, evitar las coberturas basadas en estereotipos y tener
mucho cuidado a la hora de dar protagonismo a los extremismos.
-Noticias demasiado partidistas e interpretativas. La
Generación Z no se siente cómoda con la tendencia a la interpretación de los
hechos, que cada día va en aumento, incluso con titulares calificativos y
opinativos. En este caso, la propuesta pasa por volver a separar información de
opinión, evitar la obstinación en las informaciones, exponer a la audiencia a
una variedad de opiniones, y salirse de la división izquierda / derecha, que
para la Generación Z, por cierto, es una división simplista.
-Tono demasiado institucional. Otra de las
percepciones negativas de la Generación Z con respecto a los medios de
comunicación tiene que ver con el tono empleado. Consideran que se usa un tono
demasiado serio, institucional y técnico, especialmente para quienes no estén
familiarizados con el tema que se está abordando. Creen que el tono es
demasiado estridente y se concentra en llamar la atención superficialmente.
Según el estudio, la posible solución pasa por dar voz a opiniones honestas, de
gente real, y cuando el contexto lo permita, apostar por cierta informalidad.
-Noticias poco adaptadas a las redes sociales a las
que se envían. La Generación Z hace un uso muy importante de las redes
sociales, en donde los medios publican algunas de sus informaciones para llegar
a estos lectores. Sin embargo, la Generación Z estima que estas noticias no
están bien contextualizadas en las redes sociales, ni con el contenido, ni con
el formato ni con el estilo de una plataforma determinada, y que parece que
sólo tienen como objetivo redirigir al usuario al sitio web del medio. La
solución, en este caso, pasaría por crear experiencias nativas para plataformas
móviles y sociales
-Falta de atribución de fuentes. Los jóvenes de esta generación opinan que hay mucha desinformación en las redes sociales y que las noticias aparecen muchas veces sin fuente, y que para desmarcarse de esa tendencia los medios deberían ser lo más transparentes posible sobre las fuentes. Consideran que todas las noticias deberían siempre indicar cuáles son sus fuentes.
-Forma y fondo poco amigables. La Generación Z está
acostumbrada a experiencias de usuario como la que brinda Netflix, con
interfaces (comunicación o conexión entre actores mediante un protocolo
determinado para realizar una función determinada) muy pulidos y una
experiencia de usuario muy mejorada. El informe sostiene que los medios
deberían lograr que la experiencia de informarse en un medio digital debería
ser tan fácil y accesible como en Netflix.
En fin, que estos son los factores que habría que tener
en cuenta para mejorar los productos informativos y tratar de captar la
atención de ese segmento de lectores. En algunos de ellos, como la falta de
atribución de fuentes o el exceso de negatividad en las informaciones, hemos
venido insistiendo desde el pasado año. Y por supuesto, diferenciar la
información de la opinión. Básico.
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