Lorenzo de Ara
No me indigna. Entristece, eso sí, que se diga que Bildu tiene más sentido de Estado que el PP y Ciudadanos. O que VOX. Es la prueba que faltaba para confirmar la abrupta decadencia de la democracia en España. Alguien escribió que en el 78 se consiguió “allanar los Pirineos”. Y el aplanamiento de la cordillera, tantas veces un muro infranqueable que hacía de Europa una parte desgajada de nuestro cuerpo, convirtió este territorio en uno más de los países con democracia plena. Y democracia imperfecta, como ha de ser siempre. Pero la decadencia y sobre todo el poder de hipnotizar que despliega el Gobierno socialcomunista sobre el pueblo español es una fuerza destructora que se lleva por delante los éxitos obtenidos a lo largo de varias décadas.
Se pasó de un bipartidismo valleinclanesco a un enjambre de partidos que elevan el esperpento a la categoría de genocidio. ¿Qué otra cosa es la gestión de la pandemia en España? ¿Más de 90.000 muertos (con sus nombres y apellidos y familias) han de confirmar que en España los partidos y los gerifaltes sólo responden ante las urnas, y el único castigo que están dispuestos a recibir es el de sentarse en el banquillo de la oposición? ¿Matar y destruir la economía no implica ocupar el asiento reservado para los acusados? ¿Hay justicia o no hay justicia?
Si Bildu es hoy una herramienta útil para garantizar la gobernabilidad de España; si ERC, PNV, Juntos por Cataluña, Más País, BNG, la CUP y otras formaciones políticas de extrema izquierda desempeñan el papel de compañeros de viaje necesarios para salvar la democracia, oh sí, los demócratas debemos trabajar sin descanso para matar la democracia.
VOX cometió un error que muchos votantes y simpatizantes no perdonarán jamás. Yo nunca le reprocharé a Santiago Abascal que entienda que la abstención sirvió para proteger a los españoles. Lo que no le perdono es que ignore que a partir de ahora la izquierda violenta y enemiga de España no descansará hasta perforar el alma de la derecha democrática que VOX representa y a la que millones de españoles, tras el hundimiento de un PP liliputiense en lo patriótico, habían puesto (¿todavía hoy?) la esperanza de una patria unida, libre y en paz.
Bildu gana. Lo hace porque está dentro de los grandes medios de comunicación. Bildu es ETA, naturalmente. No es otra cosa.
Cuando momias y efebos del periodismo aseguran que Bildu tiene más sentido de Estado que otros partidos, en mí no nace el enfado, no hay intersticio por donde pueda colarse el odio. Lo que crece es la soledad.
Torear verdades con mentiras es ver en el español una vaquilla.
¿Los demócratas debemos asesinar la democracia? Esta democracia en manos de Bildu, Sánchez. ¿Y ser condenados? ¡Condenémonos, pues! Salvar la democracia del horror.
Sufrir el
descalabro de espíritu que experimentó Rodion Romanovich Raskolnikov en “Crimen
y Castigo”.
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