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sábado, 2 de septiembre de 2017

¡QUÉ GANAS TENGO DE UN GOLPE EN LA MESA!

Lorenzo de Ara

Leo, ya no recuerdo en qué diario, que se acabó la paciencia y el Gobierno utilizará todas sus armas para frenar a Puigdemont. Ojalá.

Los gobiernos democráticos titubean ante el chantaje de los secesionistas. Golpistas. Tienen miedo los gobiernos democráticos de los titulares en los periódicos. Miedo a la sucesión de días con la escandalera en la calle. Los tertulianos analfabetos en las televisiones nacionales vociferando que la democracia ha muerto por culpa de Rajoy, del PP y de otros partidos que apoyen la iniciativa.

Cuando un gobierno se asusta de su propia sombra, nada o casi nada puede hacer ante el chantaje de una minoría envalentonada por culpa precisamente de los cobardes.
Cataluña es una región de España que está podrida.

Podrida como lo está la derecha acomplejada y acorralada por la corrupción, y podrida igual que la izquierda, (toda ella extrema izquierda), volcada en hacer quebrar el Estado y, de paso, sacando provecho de la necedad de una tribu cretina y zafia.

Puestas, así las cosas, para los charlatanes de los buenos modales en el PP, y para los traidores de la izquierda, que mienten cuando afirman que existe el deseo de integración en los musulmanes, por ejemplo, lo más natural es que Puigdemont y compañía se salgan con la suya porque así demostramos que somos más demócratas que ellos y más demócratas que nadie en el mundo mundial.

A los soplapollas de lo local que así piensan, sobre todo a esos intelectualillos de mi pueblo que comulgan con posiciones serviles hacia el nacionalismo golpista catalán, pero también a los mariposones de la derecha, también de mi pueblo, que apelan al sentido común y a no dejarse llevar por las tripas; también a ellos, recordarles que el artículo 155 no es el número de la bestia. Recordarle a la izquierda local (que siempre es la primera en apuntarse a la orgía organizada en los prostíbulos del multiculturalismo) que la fecha 1978 no es baladí en España.

Si los españoles de bien ponen a las Fuerzas Armadas como la institución mejor valorada, en segundo lugar a la Guardia Civil, y en tercera posición a la Policía Nacional, ello quiere decir que no todo se ha perdido. Que existe un rayito de esperanza.  Que el imperio de la ley puede salvarnos del desastre.

¡Qué ganas tengo de un golpe en la mesa!

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