Manuel Marrero Morales
Un viejo adagio latino decía "Si vis bellum,
para bellum" (si quieres la guerra, prepara la guerra) y esa parece la
máxima que pretende seguir profundizando Occidente frente al Estado Islámico,
que en poco tiempo ha pasado de referencia ideológica deslocalizada a tomar
posesión de unas tierras y a hacerse una realidad tangible
La guerra es el fracaso de la razón. Y declarar en
Francia el Estado de guerra es el reconocimiento de un fracaso político y policial. La creación de frentes
"anti", como quieren PP-PSOE-Cs, no ofrece soluciones, antes al
contrario, genera reacciones y respuestas simétricas.
El desencanto de centenares de jóvenes idealistas
(cual brigadistas internacionales apuntados a la causa del islamismo radical)
ha hecho expandirse la idea no sólo en la parte de Siria que hoy ocupa el
Estado Islamico, sino, de manera transversal, en muchos de los paises de la UE
y de la vecina Africa.
El desafecto de una parte de la población hacia la
propia sociedad en que vive les lleva a afirmar a muchos que "No me siento del todo de dónde son mis padres, tampoco me siento de aquí. Me queda mi religión". Y ahí es donde aparece el elemento
religioso, desde el planteamiento radical, -tan frecuente desgraciadamente en
otros ámbitos-, de dividir el mundo entre fieles e infieles, los nuestros y los
que están contra nosotros, unida a la promesa de alcanzar el,paraíso a través
del martirio. Y, además, con la facilidad de que cuando se comete un atentado
no tienen que preocuparse de la logística de la huida, pues se suicidan en el
intento.
Las políticas asimilacionistas, -transformarlos en
franceses-, fracasaron. Y fueron sustituidas por la integración, más suave,
que, es evidente, tampoco lo han solucionado. Posiblemente, sean ciudadanos
franceses los que han atentado contra sus conciudadanos.
La brecha de desigualdad de 14 a 1 entre ambas
orillas del Mediterráneo trae consigo que entre los del Sur, muchos entiendan
que los responsables de esta situación viven en el Norte, donde no somos
conscientes de que una parte de esa diferencia se la debemos también a
esquilmar al Sur.
Como prevalecen los intereses económicos sobre los
valores democráticos y la defensa de los derechos humanos, resulta que nuestros
gobernantes y los propios medios de comunicación consideran aliado a un país
como Arabia Saudí, que sustenta al Estado Islamico, El trato injusto y desigual
dado a las posibles soluciones de los conflictos son razones, que refuerzan
otras actuaciones. El ejemplo paradigmático es la ocupación e intervención
israelí en los Territorios Palestinos y en contra de su población, que las
organizaciones internacionales no quieren solucionar y que se utilizan como
excusa de otras actuaciones por terceras partes.
Casi a diario, asistimos a acciones militares
unilaterales, a injerencias, a injerencias incluso denominadas humanitarias, y,
de manera especial, a no solucionar problemas estructurales que fabrican
terroristas. Acción-reacción es el mecanismo que parece que se impone en las
relaciones internacionales. Es una lógica perversa, pues forma parte de la
espiral del terror, del miedo, de la sinrazón.
El Estado islámico usa el miedo como instrumento de poder. Y nada mejor
que la publicidad que se alcanzan con estas acciones. La declaración de un
Estado de Guerra es un triunfo para los terroristas y un peligro para las
libertades y la democracia, pues de inmediato se imponen los recortes de
libertades bajo la falsa promesa de seguridad.
Ser musulman no es ser islamista radical. Sin embargo, hay sectores interesados en
extender la sombra de la duda, asimilando a las personas refugiadas con
terroristas potenciales. Y están favoreciendo el crecimiento de los
planteamientos xenofobos.
Los intereses económicos mueven el planeta. La apropiación
y explotación de las riquezas minerales y energéticas subyacen detrás de todos
los conflictos. Si además se le añaden elementos de intolerancia, sinrazones de
guerras contra los infieles, prevaleciendo ideas imperialistas de dominación
sobre ideas de cooperación y defensa de los derechos humanos, nos encontramos
con estas situaciones donde se impone el terror y el miedo...
La libertad y la democracia se tienen que imponer al
terror. Queremos La Paz. Pongamos los medios para alcanzarla.
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