José Melchor Hernández Castilla,
Secretario de la Asociación Wolfgang Köhler
Un amigo mío ha viajado a Sevilla
durante la Semana Santa y nos ha contado una anécdota sobre su viaje. En una
calle estrecha del Casco de Sevilla, una muchedumbre esperaba la llegada del
Cristo, y desde un balcón una lata de refresco caía sobre distintas personas,
sin que aparentemente hubiera ningún daño. La persona presuntamente responsable
se había retirado del balcón para que nadie la viera, y desde la calle le
increpaban; no tanto por el accidente ocurrido, sino por haberse escondido y no
haber pedido disculpas por los hechos acontecidos.
Al mismo amigo, ya en Tenerife,
concretamente en Los Realejos, se gozó una situación curiosa en La Avenida
Canarias, donde se encuentra el ayuntamiento. Distintos coches bajaban por
sendos carriles dirigiéndose hacia la rotonda de correo, cuando de repente dos
coches se paraban en medio de uno de los carriles, dificultando el tráfico y
convirtiendo la avenida en un solo carril. Los dueños de ambos coches se
pusieron a hablar en la propia calle, mientras uno de los conductores que
pasaba cerca de ellos les amonestaba por esta actitud; y cuando el conductor en
cuestión les amenazó con la llamada a la policía local, éstos se
envalentonaron, en forma hostil, diciendo que “la llamara….”
Queremos seguir hablando de Los
Realejos. Más allá de sus magníficas Fiestas de Mayo y Fiestas de la Cruz, el
municipio de Los Realejos mantiene una actitud pasiva ante la oportunidad del
Turismo en Los Realejos. Un municipio con 5.807 parados en enero de 2014 (3.749
personas en el sector servicio) no se puede permitir este lujo. Ante esta
realidad, el consistorio realejero no debe presumir de tener 9 millones de
euros en sus cajas, cuando parte de su población vive en la miseria. Al
contrario, debe darle funcionalidad a parte de ese dinero, invirtiendo en la
gente de Los Realejos.
Tampoco es bueno para el propio
municipio que se aísle y que no aproveche los recursos de Turismo de Tenerife,
de ASHOTEL o la cercanía del Puerto de la Cruz. Sin duda, un plan de turismo
(algún convenio con TITSA, alguna persona informando sobre el municipio en la
misma parada de guagua del Puerto de la Cruz o algún convenio con las agencias
o mediadores turísticos del Puerto de la Cruz, entre otros) ofrecería
oportunidades laborales a los distintos parados del lugar. Sin embargo, el
consistorio realejero vive de espalda al turismo, trayendo gente ocasionalmente
a su municipio, sin que ello sirva para reactivar su denostado sector de
servicios.
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