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lunes, 15 de febrero de 2021

EL CASTILLO, MUSEO DE LOS REALEJOS

José Peraza Hernández                                      

Me tropecé con una dedicatoria de fecha de 21 de junio de 1996, del amigo Esteban Domínguez Hernández, quien escribió el libro “Misceláneas Realejeras”. Cosa que le agradecí. Hoy, voy hacer una pincelada de esta historia, como bien dice el titular.

Bueno, como todos, o casi totos conocemos, desde los años de antaño, en este municipio realejero, y al pasar los transeúntes, de diversos lugares, unos caminando y otros en vehículos, cómo en guagua, en dirección a la isla baja, otros que venían del Puerto, con dirección al Realejo, con destino a La Guancha, observaba un gran coloso, un gran edificio, donde muchos, lo veían como una cosa que había caído del cielo. Ya que en esta isla de Tenerife es el único. Donde solo se ve en las películas.

Este coloso, se encuentra al costado cercano al lugar llamado Los Barros cómo a La Longuera, hablo de esos años de mi niñez. Los años pasan, pero esos momentos, va pasando por la mente, donde te hace reflexionar, por el momento inesperado.

Para eso está la historia, ver y indagar sobre lo bueno y lo malo. Hoy, es más conocido, y con la mente va creciendo, y más clara, lo miras, y lo retienes en la retina, como en la mente, para pensar en, su construcción, esos años, claro está, la historia y propietario del mismo. El castillo en aquellos años, se encontraba en medido de fincas de plataneras o otras sembraduras de la época.

Cada cosa tienes su momento, y su época, hoy dicho castillo de Los Realejos, como se ha conocido, se encuentra muy cerca de la autopista del norte de Tenerife (TF-5).

 Este coloso, o, gigantesco castillo, donde podemos ver esas cuatro torres que coronan está bella imagen. La que fue construido a finales del siglo XIX.

A la fecha, y con el paso de los años, pasa a sus herederos, a mi entender, no es nada fácil de mantenerlo. A la llegada de ese momento, sus propietarios tomaron la decisión de ser alquilado, para poder mantenerlo, así estuvo varios años, en diferentes estilos, como alquiles a un militar alemán en su principio. “También se llegó a decir qué, en una época fue alquilado a unos alemanes, que en realizar realizaban trabajos sobre espionaje”.

En 1862 fue construido por Luis Renshaw, hijo del cónsul general de Estados Unidos. Posteriormente, fue vendido a Robert Halford Bosanquet, quien residió allí, junto a su mayordomo, hasta el año 1912, fecha de su fallecimiento. Tras fallecer Halford, la propiedad pasó a propiedad de su mayordomo Cecil Bisshopp. Los hijos de éste, lo vendieron a Fernando Weyler López de Puga, Marqués de Tenerife y profesor de la Escuela de Bellas Artes de Madrid.

En aquellos años, en el interior del Castillo, las paredes eran ocupados por diversos cuadros. En una comunicación con su hijo, Fernando Weyler Sarmiento, confirmó que, está adquisición se produjo en 1960. En el año 2000, el castillo fue vendido a su actual propietario, Jorge Bingel.

Por último, el Castillo, se convirtió, en lo que es hoy día, donde se alquila para diversos eventos, banquetes, como boda. Donde estarían rodeados de elegantes jardines.

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