Juan Antonio Gómez Jerez
EL CRITERIO PROPIO
La palabra criterio, tiene su origen de la palabra griega
que significa “juzgar”
El criterio es el juicio o discernimiento que tiene una
persona y que la provee de la actitud personal para tomar decisiones sobre sí
mismo o sobre cualquier otra persona, cosa o situación en un momento dado.
Estaríamos hablando del criterio como de una condición
subjetiva, la cual permitiría concretar algún tipo de elección de forma
personal siendo a la vez el sustento del juicio de valor.
Por ejemplo, una situación puede entenderse de forma
distinta según el criterio de quien la observa. “Si una madre o un padre le
diese una bofetada a su hijo cuando éste les desobedece” algunas personas
estarán de acuerdo o condenarán la acción según su criterio. Unos pensarán que
el castigo físico puede servir como lección con el consiguiente cambio de
actitud del niño; y por otro lado, otros pensarán que el castigo físico no sólo
no es adecuado sino que además no es ni positivo ni ejercerá ningún cambio de
actitud en el menor.
Todos estamos sometidos ineludiblemente al juicio y criterio
del resto de los demás. Todos, dependiendo de la educación, la ideología, la
religión, etc… vamos a tener un criterio que de alguna manera nos diferenciará
de unos y nos igualará a otros.
Nuestro criterio puede estar basado por el sometimiento de
una serie de normas y valores severos, los cuales, se nos pueden haber
inculcado desde la infancia y en la propia educación. Pueden formar parte de
nuestro subconsciente y conformar un criterio de carácter autoritario, rígido y
exagerado. Este tipo de criterios impide al sujeto realizar ciertas excepciones
cuando se encuentre en una situación dudosa.
Nuestro criterio puede estar sustentado por nuestra
educación, nuestra cultura, nuestra familia, nuestro trabajo, nuestra actitud,
la publicidad, las normas, etc.
Lo importante al hacer uso de nuestro criterio, creo, es
hacer el menor daño posible a uno mismo y a los demás. Siempre vamos a hacer
juicios de valor, es normal, pero quizá sea bueno un conocimiento previo de las
cosas antes de emitir ese juicio de valor.
Mantener nuestro criterio fuerte pero abierto a otras
opciones, quizá sea una actitud positiva y saludable.
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