Antonio-Pedro Tejera Reyes
“Bienaventurados los que tienen
hambre y sed de justicia,
porque ellos serán saciados”
Jesús de
Nazaret
Estas cuatro simples palabras encierran toda una filosofía
de vida que marcan definitivamente al ser humano, independientemente de toda
una larga serie de valores que están unidos de forma definitiva con ellas, como
es la bondad, la verdad, le fidelidad y el amor, todo ello con le premisa
constante de la perseverancia. Eso de la comprensión parece estar reñido, para
algunas personas, con los más elementales principios de la ética. No es para
menos cuando el cuadro que se nos ha presentado en muchas ocasiones dejan sin
valor alguno los actos y las decisiones que alrededor del desarrollo turístico
hemos tenido que vivir, bastantes de ellas signadas por viejas y acomodadas
costumbres, frutos de una visión
totalmente deformada por una formación maligna que seguro está en los
genes de algunas de las personas que nos han acompañado en este tránsito
mundano, faltos de las más elementales muestras de honradez, honestidad y
fidelidad.
El movimiento turístico, como un ejemplo, es en sí una
llamada a esa comprensión señalada, donde la comunidad debe de ejercer la firme
voluntad en las personas para entender al prójimo de la forma más amplia
posible, en cuyos actos tiene que imponerse una justicia que esté unida a una
irrenunciable ética personal. Esta es la fórmula obligada en la práctica –
siguiendo con el ejemplo del movimiento mundial del turismo – para que un
destino pueda prosperar de la mejor manera, asegurándose su porvenir en el
calidoscopio que conforma ese mundo en su más generoso espacio.
Mujeres y hombres del planeta tienen la obligación de
mostrar estas cualidades como anfitriones de unos visitantes que buscan
curiosamente encontrar unas señas de identidad del lugar visitado, donde la
presencia humana y su índice de amabilidad, bonhomía, calidad de vida y excelencia,
estén acordes con esa comprensión y sentir humano que debe de caracterizar a
los habitantes de todas las zonas del mundo. Difícil, complicado e imposible,
en quienes adolecen de cualquiera de estas cualidades, cuan-do no se poseen
desde la mismísima cuna, ya que como la vida nos ha enseñado, son cualidades
imposibles de aprender, y muchísimo menos de saber aplicarlas, cuando se carece
de los principios y los valores humanos necesarios para ello.
En una amplia visión de este complicado tema, podemos añadir
nuestra particular experiencia conseguida con nuestra vida laboral y familiar,
bajo la base de decenas de países visitados, cientos de personajes
entrevistados y analizados, con acercamientos constantes a distintas
poblaciones, entidades, asociaciones, organismos locales, nacionales,
internacionales, etc. etc., los cuales nos han llevado a entender esta difícil
problemática.
Rotary Internacional ha declarado el día 23 de febrero como
el “Día de la comprensión mundial”. Esto ya es un indicio de la importancia que
esta modélica organización, número uno del mundo como club de servicio a la
humanidad – con representación en las Asambleas de la Naciones Unidas – concede
a este sublime tema de la comprensión.
Indudablemente para nosotros, nos encontramos ante un hecho
que está reñido con los elementos que configuran el poder político dictatorial,
el cual conduce a la población hacía una vivencia constreñida, falta totalmente
de ética y de justicia, donde los valores humanos de las mismas se encuentran
subía-gados por los intereses políticos del sistema – duro y puro - que no duda
en atropellar, desmontar y vilipendiar, los más ambiciosos proyectos, hechos y
realidades, nacidos con el conocimiento y la experiencias de vivencias
obtenidas a base de grandes sacrificios con el alto índice del aporte de una
iniciativa privada liberal, encastrada a través de muchos años en personas y
entidades cuyos ideales están basados en la libertad, la honradez, la
honestidad, la ética y la justicia social.
Difícil y complicada gestión que choca frontalmente con
intereses espurios manipulados de forma dictatorial, desbaratando todo lo que
pueda ser contrario a sus principios, metas y hechos, que pongan en peligro su
supervivencia en el tiempo y el espacio, para cuyos fines vale todo.
La calidad de vida que genera al turismo está contra toda
esta manipulación, y arranca, desde sus principios, sobre las bases de un
trabajo bien hecho donde la presencia humana debe de ser el principal argumento
en el que se apoye su gestión de progreso, para lo cual se hace necesario
sustentar sus pilares en quienes tengan muy presente eso de la comprensión, la
honestidad, la honradez… en todos sus
actos, basados fundamentalmente en la justicia y la razón, lejos de los
atropellos desmedidos, las faltas de consideración y las injusticias sociales,
que marcan definitivamente la convivencia de las empresas, la sociedad en
general, y hasta las relaciones familiares.
Un camino hacia un mundo de esperanzas que tenemos todos
abierto, en el que el turismo tiene una importante presencia en sus más amplios
senderos, pese a las dificultades que algunos padecemos de forma precisamente
irreversible, sin ninguna posibilidad de recuperar el tiempo perdido frente a
la falta de la justicia y la razón impuesta por la maldad que pulula en todos
los rincones de este mundo…
Parece ser, ley de vida.
(Del Grupo de Expertos de la Organización Mundial del
Turismo. UNWTO)
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