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sábado, 28 de enero de 2017

¡COMO PUTAS!

Lorenzo de Ara

Muchas personas que conozco o que leo tienen razón al denunciar que existe una mancha en nuestras almas. Son cobardes. ¡Somos cobardes! Esas personas, repito, que conozco o que leo porque las admiro, nos culpan de estar pendientes de todas las medidas que dicta el armatoste de Trump, pero no prestamos atención a lo que sucede a nuestro alrededor. Y nos culpan de que nos escandalizamos porque Trump decide eliminar el español de la web oficial de la Casa Blanca. ¡La lengua de Cervantes humillada por un bárbaro! Sí, eso exclamamos cuando nos enteramos de la medida.

Pues las personas que conozco o las personas que leo casi todos los días tienen más razón que un santo al acusarnos de ser cobardes. ¡Gusanos cobardes!

¿Qué está ocurriendo en España con el español? ¿Qué ocurre en Cataluña, región de España, con el español y con las personas que quieren hablar nuestra lengua? ¿Qué ocurre con miles de familias en Cataluña cuando apuestan por el español para que sus hijos estudien? ¿Por qué dejamos que con nuestro dinero se financien proyectos y locuras de todo orden que solo buscan la destrucción de nuestra lengua, la segunda lengua materna más importante del mundo, hoy hablada por más de 500 millones de seres humanos?

Lleida, Girona, A Coruña, Donosti, y así sucesivamente. El español perseguido en Cataluña. Los hablantes de la lengua de Cervantes tienen que esconderse en catacumbas como los antiguos cristianos. No tienen derecho a buscar trabajo si hablan español. ¿Tienen derecho a la vida?

Los peperos que viven con el miedo no quieren oír hablar del tema. La progrez está infectada de odio y sectarismo, y por esa razón es del todo imposible contar con ella. El español pierde la guerra. Sus enemigos, en Cataluña, Vascongadas, Galicia, no están solos. También cuentan con la inestimable ayuda de nosotros. Los pusilánimes que, oh, sí, nos escandalizamos cuando el botarate de Trump hace lo que hace, pero mientras tanto, aquí, en la todavía España, nos callamos cuando nuestra propia lengua es humillada, pisoteada y arrinconada.

Hipócritas, todos, como los escribas, fariseos y doctores del Evangelio.

Blancos por fuera, pero llenos de huesos y de muerte por dentro.

Miramos a Trump y escupimos en su cara. Veneno.

Pero aquí, donde la lengua española más sufre, aquí callamos, ¡como putas!

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