MANCHAS ROJAS
EN EL BARRIO DE LA VERA 1950-2016
José Peraza
Hernández
Las historias
son buenas o malas, pero siempre nos gusta recordar aquello que ha sucedido en
años pretéritos. Lo pasado, es la historia que los de hoy no recuerdan o no saben,
por lo cual, lo que se escribe, queda para la historia. Hay momentos que hay
que rescatar, y traer hasta nuestros días. Claro está que con el respeto que ello
se merece. Por lo cual, con estas líneas, quiero rendir mi más sentido pesar a
todas las familias en general.
Éste suceso,
ocurrió un 23 de marzo de 1950. Fallecieron personas de este barrio de la Vera,
como en Los Realejos y en El Sauzal. Procedemos a detallar sus características.
En 1951, otro
suceso hizo vibrar al barrio, así como a la isla entera, o en donde llegó la
noticia. Fue un caso asombroso, como escalofriante, y más durante esa época. Se
trató del abuso y asesinato de una menor.
Por último,
fue otro accidente ocurrido en este mes de diciembre de 2016. Un accidente de
circulación que pasamos a relatar. Éste último, fue comparado con los dos
anteriores, del enorme gentío que acompañó en su entierro. Fue una inmensa masa
de gente que acompañó a este joven.
Pasamos a
desarrollar la crónica negra del suceso de 1950, el que sucedió en el municipio
de El Sauzal. La historia comienza en un casa de comida, situada en la
carretera general de tal municipio, donde varias personas murieron envenenadas
con gofio que estaba lleno de arsénico. En él, fallecieron la dueña de la casa,
su sobrino y su sobrina, además de dos comensales más.
Al parecer, éste
gofio se usaba para matar a las ratas. El escrito habla de ocho muertes en
total, tanto de vecinos de La Vera (del Puerto de la Cruz) como del municipio
de Los Realejos y El Sauzal.
LA NOTICIA
ERA LA SIGUIENTE:
Tres personas
han resultado muertas y otras 30 se encuentran en grave estado, por
intoxicación producida al comer pescado, con queso y gofio que contenía arsénico.
Este gofio se destinaba a matar las ratas.
En la
carretera general, al norte del pueblo del Sauzal, se encuentra situada una
casa de comidas, muy frecuentada por los habitantes del contorno y transeúntes,
los propietarios de esta casa son el matrimonio Juan Acosta Díaz, de 48 años de
edad, y Áurea Ávila de 34 años.
Esto sucedió
al mediodía de ayer cuando almorzaban en ella los hermanos, de corta edad, Domingo,
Carlos y Juan Figueroa Barroso. También almorzó la dueña, Áurea Ávila, junto a
su hermana Ángela y un sobrino del propietario, así como los ocupantes que
llegaron en un camión que se detuvo en dicho lugar. Tales eran el chófer (con
su mujer), dos hijos jóvenes y otra señora.
Transcurrida
una hora comenzaron a sentir molestias todos ellos, con vómitos que tomaron características
alarmantes, al no ceder a los auxilios prestados por los médicos, quienes diagnosticaron
que se trataba de un caso grave de intoxicación. La gravedad se acentuó en algunos
y fallecieron en las primeras horas de la noche los hermanos Juan y Carlos Figueroa,
así como la dueña la casa de comidas, Áureas Ávila, siendo una de las más afectadas
junto a otros dos familiares de los dueños.
Los ocupantes
del lugar abandonaron el mismo, una vez terminado el almuerzo y según noticias
que se reciben en el Puerto de la Cruz y la Vera, se hallan en grave estado,
temiéndose que fallecieran. Domingo Figueroa se salvó de la muerte por no comer
pollo.
Se decía que
eran noticias confirmadas. A primera hora de la tarde habían fallecido ocho
personas y unas 30 habían sido ingresadas.
Hay que decir
que informaron de Urgencia y que cuatro personas más fallecieron a consecuencia
de la intoxicación ocurrida en una casa de comidas de la localidad de El Sauzal.
Otras más se hallaban en gravísimo estado y alguna menos graves.
Se conocen
los nombres de las cuatro nuevas víctimas del envenenamiento ocurrido en una
casa de comidas, tales son:
Rosario
Martin Hernández, de 21 años, soltera; Ramón Martín Hernández, de 83, soltero;
Miguel Pérez y Pérez de 16 años, y Secundino González Martín, de 32. Todos ellos
experimentaron los efectos de la Intoxicación cuando regresaban en un camión al
Puerto de la Cruz, de donde eran vecinos y dejaron de existir al llegar a su
domicilio.
Asimismo, el
conductor del camión, que se dirigía a Realejo Alto, llamado Santiago Rodríguez,
había participado en tal comida. Sintió malestar de envenenamiento durante el
viaje, por lo que tuvo que dejar el volante a un amigo que le acompañaba (el
cual no había comido el gofio), llegando a su domicilio en estado preagónico.
El alcalde
del Puerto de la Cruz presidió el sepelio de las víctimas, que constituyó una
gran manifestación de duelo. Se ha establecido que la causa del envenenamiento fue
pollo preparado con arsénico para matar ratas, propiedad del padre de los
hermanos fallecidos en El Sauzal, el cual había sido entregado al dueño del
establecimiento donde se sirvió la comida, para que lo guardara con el fin de
evitar confundirlo con el resto de la harina que despachaba en un molino de su propiedad.
La dueña de
la casa de comidas, que asimismo falleció y que tenía conocimiento de tal
paquete, parece que no lo tuvo presente cuando mandó a su hermana que trajera
el gofio de la cocina para preparar el almuerzo. Esta última continuó en un
gravísimo estado, así como un sobrino suyo.
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