Sheina Leoni Handel
Hace algunos años, tuve unos
problemas familiares muy importantes, a los que tuve que sumar el exuberante gasto económico que hice como consecuencia de todos los
tarotistas y videntes que consulté personalmente o por TV.
Pero no soy la única,
indefectiblemente si estos abundan en los
Medios de Comunicación, es porque muchas personas recurren a ellos
diariamente.
Difícil
es que alguien no se haya tirado las cartas alguna vez, o leído su horóscopo o
utilizado cualquier otro método de adivinación del futuro.
Sabemos
que está lleno de sinvergüenzas que inventan de acuerdo a la cara del
consumidor, y a su necesidad, sin embargo, los llamados “adivinadores,
videntes, tarotistas y demás siguen aumentando.
¿Qué
es lo qué hace que personas reflexivas, racionales y lógicas perdamos momentáneamente la cordura y corramos a los brazos de estos “profesionales”?
Muchas
pueden ser las causas, pero la incertidumbre en que vivimos puede ser la
principal.
Nuestro
destino en manos de otros.
Cada
vez que cambia un año florece el interés de muchas personas por las predicciones sobre el ciclo que
comienza. Cuando cambia el año ,la gente suele ponerse muy ansiosa y recurre en
forma indiscriminada a casi cualquier
persona que se autodenomine “Lector del
Futuro”, sea cual sea el método que utilice.
Este fenómeno se dio más que nunca en el año
2012, porque hubo que enfrentar premoniciones
muy importantes sobre nuestro porvenir. Leer las estrellas, interpretar
pictogramas mayas, buscar luz en un mazo de cartas, las posibilidades son
infinitas aunque las diferencias, dicen los que saben y explican, dependen de
los consultantes .La mayoría de los que consultan son mujeres(más del 70 por
ciento )y en muchos casos lo hacen
asiduamente.
Por
qué creemos en los adivinos y en los horóscopos’
La
gente sabe muy bien que las columnas en las cuales quienes se dicen
expertos comentan sobre nuestro destino
son más a menudo creaciones de los consejos editoriales de periódicos, los adivinos
son simplemente buenos psicólogos, excelentes lectores de las necesidades
humanas... Pero la gente todavía cree en lo
misterioso e inexplicable. Creer cosas increíbles forma
parte del elemento menos racional de los seres humanos. Es claramente
renunciar al uso de nuestra razón ante cosas que nos sobrepasan., que nos
desbordan.
¿En qué se sustentan las creencias no
científicas? En tres elementos fundamentales-
Veamos:
1-El primero, seguramente el más importante y al
que menos tenemos en cuenta habitualmente, es
la tradición. Todas las creencias s e transmiten por tradición, de padres a hijos próximo, de
generación en generación, mediante el proceso de socialización. Tradición es el
conjunto de patrones culturales de una o varias generaciones
heredados de las anteriores y, usualmente por considerarlos valiosos,
transmitido a las siguientes.
2-Autoridad:
Con origen en el vocablo latino auctorĭtas, el concepto de autoridad hace
referencia a una potestad que logra alguien, un líder legítimo o a alguien que obtiene poderes o facultades
sobre un grupo de personas. Ese ser tan importante, con tanta autoridad y
ascendiente en los daneses capaz de convencer a los otros integrantes de su
comunidad la importancia que tiene la creencia en cuestión.
3--La
Revelación- La Revelación es algo que se sale de lo normal, y ese alguien al
que se le revela la verdad lo difunde compartiéndolo con los demás, es el
propietario de la manifestación de Dios
a los hombres, de lo futuro u oculto. Lo revelado es lo dicho o dado a
entender, generalmente por parte de una divinidad o ser sobrenatural, sobre
otra cosa de la cual no se tenía conocimiento previo
y que se considera verdad por la credibilidad del quien lo afirma.
Si se piensa despacio, todas las creencias
absolutamente , desde las más serias culturalmente hablando, pasando por las religiones, hasta las menos científicas
como la astrología del café, o la adivinación, se basan siempre en esas tres
cosas: tradición, revelación y autoridad.
Creyendo
a pesar de todo.
Sabemos
que difícilmente nuestro destino esté en la borra de café, que los
capricornianos no somos todos iguales.
Nuevamente,
¿entonces porqué creemos?
1-La
autoridad de las personas a las que recurrimos nos hacen sentir que las descripciones generales como si
fueran exclusivamente nuestras. Es decir, transformamos una descripción vaga y
confusa en una descripción única que parece estar hecha para cada uno en
especial.
2-Pero, además, este efecto se acentúa
cuando una descripción sobre nosotros mismos nos dice algo positivo. Por
ejemplo: "A veces te muestras agresivo con tus compañeros, pero en
realidad tienes un gran sentido de la amistad"... Nuevamente, ¿quién no se
sentirá reflejado aquí? Como la descripción está ofreciéndonos una
característica agradable y buena de nosotros, tenderemos a creerla aún más
3- Tendemos a creer más en una
descripción "individual" que en una general. ¿Qué quiere decir esto?
Que si vamos a un astrólogo a que nos haga la carta natal, creeremos mucho más
su descripción que si la hubiéramos leído en un periódico. De nuevo, es el
efecto de creer que esa manifestación está hecha para cada uno particularmente.
4 -La autoridad del evaluador. Es decir, si nos prepara el
horóscopo un astrólogo "profesional" lo creeremos con más intensidad
que si nos lo dice nuestro vecino, por ejemplo. La causa es evidente, crea la
ilusión de que para preparar un horóscopo se necesita conocimiento y que no es
ningún juego.
Defendiendo lo indefendible.
Conocer el futuro suele ser muy
excitante para muchas personas, especialmente cuando vivimos situaciones
conflictivas y confusas. Nadie puede quitarnos la satisfacción de escuchar que
pronto todo irá mejor, y nuestras dificultades terminarán muy pronto.
Pero, ¡Cuidado! Engañarnos con
fórmulas que sabemos increíbles o que no tiene racionalidad tampoco es bueno,
ya que pueden crear en nosotros una esperanza que jamás se hará realidad.
Debemos tener cuidado en quién o
quiénes depositamos nuestra confianza, muchas
veces es mejor enfrentarnos al dolor una vez, y no mantener creencias
irreales por mucho tiempo, que a la larga solo aumentarían nuestro sufrimiento.
Tener fe es algo maravilloso, pero
de donde proviene esa fe es el peligro.
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