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sábado, 19 de diciembre de 2015

ELSIE RIBAL (CON SU HIJO ELADIO), PLETÓRICA

Salvador García Llanos

“En pos de la libertad/ abrazaré el ocaso/ y en la poesía nítida/ que no reflejó el papel/ cerraré los ojos/ y mis labios musitarán/ sin darme cuenta/ el prólogo de una despedida”, escribe Elsie Ribal con el título 'Mensaje' uno de los poemas contenidos en Pensamientos sin límites, el poemario que firma junto a su hijo, Eladio Tavío, y que fue presentado en la noche del viernes en un abarrotado Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias (IEHC),

Vimos, sinceramente, a la mejor Elsie, a una Elsie pletórica, fiel a su estilo de siempre a la hora de recitar, pero como más estimulada, acaso por la concurrencia activa de su hijo Eladio que ahora incursiona en el género, procedente de la pintura y la plástica. Hay madera de artista, de creador, desde luego.

Dijo la poetisa que su voz era de tierra y ahora es agua la que brota de su sensibilidad contrastada en los términos clásicos y en las metáforas sencillas de sus versos. “Siempre Elsie. Siempre dulce y esencia sin límites”, escribe Eduardo Zalba González, licenciado en Historia del Arte y uno de los dos prologuistas del reducido pero sustancioso volumen. “Leer sus poemas es escuchar su voz”, vino a decir Zalba, interpretando “el ejercicio de interiorización de la dulce palabra susurrando los versos, acogida por el oyente como un regalo a los sentidos que completa el cálido ejercicio de imaginar”.

Siempre Elsie, en efecto, identificada con su nieta Laila, y con su biznieta Lara, a quien, considerada como el último eslabón, ofrece el trabajo literario, en atinada observación del polifacético Isidoro Sánchez García quien ofició de presentador para destacar la “impresionante potencia cognitiva” y la escritura en libertad que atribuye a la autora. Sánchez se encontró a madre e hijo paseando cerca del mar “para luego ir subiendo en altura hasta alcanzar las estrellas por encima de las cumbres”. Elsie Ribal le susurra a su nieta: “Hay una daga permanente en mi desierto/ un oasis con palmeras de látigo/ y en la sombra el pensamiento de abuela/ que sangra y cicatriza en mi regazo”. Tenía razón Isidoro Sánchez, leyendo el conjunto del poemario: “A Elsie le gusta el interrogante, la flor de cera, el preludio al sueño, el sortilegio...”.

José Gregorio Martín Plata, licenciado en Filología Hispánica, el otro prologuista, se refirió a Pensamientos sin límites como una declaración tan sincera como austera, sin artificios, llana, “pero que horada nuestra propia reflexión vital”. La obra de Ribal y Tavío, el acto mismo de su presentación, se configuró, en palabras de Martín Plata, “como un conjunto de poemas breves en forma de cápsula”.

Elsie y Eladio cosecharon cálidos aplausos tras la lectura de esos poemas encapsulados. La autora portuense se resiste a dejar el vínculo que la unió a la creatividad poética desde su juventud. Desde entonces, versos y más versos, estos de ahora, sin límites, reflejo de una madurez ponderable, dichos con garra comunicativa y con gestualidad ensayada. Su hijo quiere ser digno heredero.

En el libro hay otro mensaje que debe tener en cuenta:

“Nadie sabe que un soplo de nostalgia/ ¡cala tantas veces mi vida!/ Y en esta prisión de mi existencia/ cuando camino en la recta final/ a veces filtro en la vidriera del recuerdo/ el olvido sentido que empapa soledad”.

Lo dicho: la Elsie más lúcida. Siempre sensible y siempre imaginativa.

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