Salvador García Llanos
Las segundas jornadas sobre Historia
del cine en la isla de Tenerife, promovidas por el Instituto de Estudios
Hispánicos de Canarias, rinden tributo a la memoria del actor portuense, Tom
Hernández. Se iniciaron anoche, en la sala Timanfaya, con una conferencia de
Moisés Raya Pérez, investigador y
miembro de la Sociedad de Estudios Genealógicos y Heráldicos de Canarias.
Hay que reconocerle a Raya el trabajo
realizado para que se conozca mejor la trayectoria de “Tom Hernández, un
tinerfeño en Hollywood”, que ese fue el título de su intervención, presentada
por Iván López González quien, oportunamente, intercaló algunas preguntas y
precisiones para enriquecer la propia exposición y reivindicó ayudas de
instituciones públicas para las jornadas y la Filmoteca Canaria.
Raya destacó la personalidad de
Domingo, Tom o Tommy, como era reconocido artísticamente. Su versatilidad para
papeles de muy distinta condición. Fue interesantísimo el complemento
videográfico al introducir, muy bien secuenciados y editados, breves fragmentos
de películas en las que intervino, además de testimonios de algunos parientes y
del director de la última filmación que rodó. En presencia de numerosos
familiares, tuvo tiempo además para dedicar a Pepe Hern, nombre artístico del
hermano de Tom, también actor, docente en Estados Unidos, a donde también había
emigrado, durante muchos años.
La investigación de Moisés Raya
permite, desde luego, que la figura de Tom Hernández empiece a ser algo más que
una difusa o anecdótica referencia en la historia local. En su momento, cuando
nos dio a conocer el proyecto, le animamos, precisamente haciéndole ver la
necesidad de potenciar el conocimiento de destacados personajes directamente
vinculados a la localidad. Hernández siempre se sintió tinerfeño, siempre lució
su condición de portuense. Si en San Diego le encumbraron y le recuerdan
anualmente en una de las más populares ferias norteamericanas, es de justicia
que en su localidad natal reciba este homenaje que continuó con la apertura, en
la misma sala, de una exposición de afiches, fotografías y objetos personales.
Para hoy está prevista la proyección de un cortometraje del propio Iván López
que hace una aproximación audiovisual a los dos actores, Tom Hernández y Pepe
Hern.
La convocatoria es apta para que
rescatemos una entrada publicada en marzo de 2012, alusiva a la trayectoria del
primero, “el portuense que descubrió a Raquel Welch”, según titulamos. Decía
así:
“Nacido en 1915 en el Puerto de la
Cruz, Domingo Tomás Hernández Bethencourt sintió desde temprana edad la llamada
de la interpretación. A los cinco años, en compañía de sus padres y un hermano
mayor, viajó a California. Su formación en el ámbito del teatro le fue
acercando a círculos cinematográficos: se convirtió en un artista. Su nombre:
Tom Hernández.
Le conocimos a finales de los setenta,
en uno de los viajes a su localidad natal. Le gustaba pasear y conversar con
amigos en la plaza del Charco. Hablaba un español macarrónico, al cabo de
tantos años en los Estados Unidos. Lo puso de manifiesto cuando intervino en el
acto de inauguración del cine ‘Timanfaya’, invitado por sus propietarios:
agradeció vivamente al matrimonio “Perrggy and Terrgge” (Pedro González y
Teresa Cruz) su gesto e hizo un breve y apresurado recorrido de su trayectoria
artística.
El fue quien descubrió a Raquel Welch,
inicialmente conocida como Raquel Tejada, aquella imponente y deslumbrante
mujer -a la que llamaron “El cuerpo”- que rodara, allá por 1966, en Las Cañadas
del Teide y en el Llano de Ucanca, escenas de la película “Hace un millón de
años”. La animó después de haber sido seleccionada reina en una feria hípica.
Vaya si acertó. Hablaba de Raquel con verdadero sentido de la amistad,
profesada durante muchos años.
Un enamorado de la historia local,
Bernardo Cabo Ramón, reserva a Tom Hernández una destacada glosa en su sitio
digital “Puerto de la Cruz: sus gentes y sus cosas”, en la que consigna las
apariciones del actor en películas tanto de producción española como
norteamericana y de otras nacionalidades. Recuerdo haber visto en un par de
ocasiones uno de los títulos en que intervino, “Los comancheros” (1961), donde
interpreta el papel de crupier.
Otras películas en las que apareció:
“Comenzó con un beso” (1959), “Los cuatro jinetes del Apocalipsis” (1961) y
“Vacaciones en Acapulco” (1963). Varios papeles también en series televisivas
de grata recordación como “Laramie”, “Caravana”, “El virginiano” y “Daniel
Boone”.
En su entrada dedicada al actor
portuense, Bernardo Cabo Ramón relata cómo Tom Hernández fue seleccionado en la
Feria del Condado de San Diego para un espectáculo de doma clásica y encarnar
la imagen promocional de la convocatoria. Ahí surge el personaje de don Diego,
inspirado en hechos reales protagonizados por Diego de Alvarado. Se convirtió
en todo un símbolo, en la proyección de la feria durante muchos años, tal es
así que se conserva una estatua suya de dieciséis pies en el acceso principal
del recinto que perpetúa su recuerdo.
De sus estancias en el Puerto de la
Cruz, ya en los años ochenta, se plasma una anécdota. Conversaba en vísperas de
la festividad de Epifanía con Antonio Ortiz Hernández, entonces concejal de
Turismo y Fiestas, cuando le dijo en aquel castellano macarrónico que resultaba
gracioso:
-Antonio, no comprendo. En
Norteamerica, viene Papá Noël y cada niño o cada persona tiene un regalo. Aquí
se celebran el 24 de diciembre y los Reyes Magos y a casi todo el mundo le
parece poco un solo obsequio. Por eso se ve a tanta gente comprando. Pero no lo
entiendo. Eso es un consumo incontrolado. Y una mala costumbre.
Tenía toda la razón, claro.
Este portuense, que en eso y en otras
cosas se anticipó a su tiempo, que descubrió a Raquel Welch y al que se sigue
recordando en San Diego, falleció en Los Ángeles el 2 de junio de 1984”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario