Jerónimo David Álvarez García
Don Juan de Gordejuela fundó en el S.
XVII este convento femenino de San Andrés y Santa Mónica, junto al masculino de
San Juan Bautista que influyeron religiosa, económica y socialmente en ambos
Realejos. Época de conventos marcada por la piedad y el poder de estos nobles
personajes que los utilizaron como enaltecimiento y consolidación social de su
linaje. Clausura de las clases acomodadas, con el tiempo también acogió a gran número
de vecinas (monjas de velo blanco, las monjas nobles vestían velos negros).
Ambos Monasterios mantuvieron relaciones económicas y se socorrieron
mutuamente, pues los enseres del agustino se custodiaron en el Recoleto y las
posesiones de estas fueron "administradas" por los varones. Las
relaciones entre frailes y monjas, no siempre comprendidas o mal interpretadas
por autores y lectores y la Venerable Hermandad creada en el S.XVII,
determinaron una maraña de relaciones humanas. El incendio del convento
masculino de 1806, la reconstrucción del Camarín, la Desamortización y el
aciago siniestro del convento desamortizado de 1952 definieron el culto y la
ubicación de Ntra. Sra. del Carmen. El incendio y posterior desamortización del
convento agustino, nutriría al citado instituto femenino y a la Parroquia de la
Concepción de Realejo Bajo de numerosos objetos de culto e imágenes.
Entre ellas el Nazareno, la Dolorosa, la Magdalena y San Juan. La intervención estatal se justifica por el mal aprovechamiento de los bienes eclesiásticos, en un marco económico y de conflictos bélicos que necesitaba a toda costa hacer caja. Esto no impidió, que la subasta de dichos bienes se perpetrara con ciertas irregularidades, beneficiando a la renaciente burguesía agraria y comercial del Valle de la Orotava. Hacia 1836 las monjas de velo negro que aun residían en el convento eran: Sor Barbara de la Santísima Trinidad, priora, Sor Jesús Mª de San José, superiora, Sor Mª de San Antonio del Corazón de Jesús, Sor Juana del Sacramento de Ponte y Sor San Aurelio Andueza, según hace constar el notario don Juan Crisóstomo Albelo. Debido al incendio que se produjo en el desamortizado Convento de San Andrés y Santa Mónica en 1952, fue Nuestra Señora del Carmen acogida en la Parroquia de la Concepción y posteriormente, reubicada en su Santuario una vez concluida su reedificación donde recibe culto actualmente. La biografía de la última religiosa es la siguiente: Nació en Güímar en 1774 la Madre Sor Jesús María de San José Álvarez de Castro, que falleció en 25 de diciembre de 1861 a los 87 años de edad. Retratada por la viajera Elisabeth Murray en su obra, fue sepultada en el cementerio de Realejo Bajo.
Entre ellas el Nazareno, la Dolorosa, la Magdalena y San Juan. La intervención estatal se justifica por el mal aprovechamiento de los bienes eclesiásticos, en un marco económico y de conflictos bélicos que necesitaba a toda costa hacer caja. Esto no impidió, que la subasta de dichos bienes se perpetrara con ciertas irregularidades, beneficiando a la renaciente burguesía agraria y comercial del Valle de la Orotava. Hacia 1836 las monjas de velo negro que aun residían en el convento eran: Sor Barbara de la Santísima Trinidad, priora, Sor Jesús Mª de San José, superiora, Sor Mª de San Antonio del Corazón de Jesús, Sor Juana del Sacramento de Ponte y Sor San Aurelio Andueza, según hace constar el notario don Juan Crisóstomo Albelo. Debido al incendio que se produjo en el desamortizado Convento de San Andrés y Santa Mónica en 1952, fue Nuestra Señora del Carmen acogida en la Parroquia de la Concepción y posteriormente, reubicada en su Santuario una vez concluida su reedificación donde recibe culto actualmente. La biografía de la última religiosa es la siguiente: Nació en Güímar en 1774 la Madre Sor Jesús María de San José Álvarez de Castro, que falleció en 25 de diciembre de 1861 a los 87 años de edad. Retratada por la viajera Elisabeth Murray en su obra, fue sepultada en el cementerio de Realejo Bajo.
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