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viernes, 21 de enero de 2022

PERIODISTAS ASESINADOS

Salvador García Llanos

El dato es escalofriante: solo uno de cada diez asesinatos de periodistas es objeto de una investigación adecuada. No es de extrañar, por tanto, que haya quedado instituido el Día Internacional de las Naciones Unidas (2 de noviembre) para poner fin a la impunidad de los crímenes contra profesionales de la información. De hecho, la Federación Internacional de Periodistas (FIP) ya ha trasladado a los gobiernos democráticos la exigencia de no inhibirse ante las agresiones a los trabajadores y trabajadoras de los medios de comunicación, de modo que presenten las correspondientes denuncias y lleven ante la justicia a quienes les amenazan y atacan. Más de treinta y cinco periodistas fueron asesinados el pasado año en el ejercicio de su profesión, según las propias estadísticas de la FIP. Algunos fueron alcanzados por explosiones de bombas y otros fueron directamente asesinados a sangre fría.

Según el informe de la Federación, en todo el mundo se ataca regularmente a reporteros que informan sobre el terreno, se destroza su equipo de trabajo y se amenaza a sus familias, en tanto que los y las periodistas de investigación suelen pagar el precio más alto por investigar casos de blanqueo de dinero y de corrupción a gran escala.

En las redes sociales, los/as periodistas, especialmente las mujeres y los/as que representan a minorías étnicas o raciales o a la comunidad LGBTQIA+, son objeto de campañas de acoso que intentan silenciar su trabajo. Las amenazas de muerte y de violación, el “doxxin” (un término inglés que se utiliza para describir la práctica en internet de investigación y publicación de información privada o identificadora sobre un individuo o una organización, generalmente con el propósito de intimidar, amenazar o humillar, los abusos racistas y la suplantación de identidad han llevado a muchos/as periodistas a la autocensura, por no mencionar el daño psicológico que estos ataques dejan quienes los sufren.

Afganistán, Kosovo, México, Somalia y Yemen son los territorios en los que se centrará la acción de la FIP, una vez que se ha constatado que se trata de países donde está acreditada una falta de voluntad para investigar los ataques a los profesionales de los medios de comunicación. Llama la atención, por supuesto, el país azteca que sigue siendo uno de los más peligrosos del mundo para ejercer el periodismo. Quince años después de que el ejército del país iniciara la guerra contra el narcotráfico, los crímenes contra periodistas mexicanos/as y sus desapariciones se han multiplicado. La FIP ha documentado ya siete asesinatos en 2021 y el nivel de impunidad en el país asciende nada menos que al 95 %. Es consecuente pues que el presidente de la FIP, el marroquí Younes Mjahed, haya advertido que “es hora de poner fin a la negligencia judicial, la legislación abusiva y la ceguera de los gobiernos...En nombre de la libertad de los medios y del derecho del público a saber, queremos justicia ya. Y la queremos de verdad.”.

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