En la Casa Blanca tienen buena memoria y aprenden de ella. España ha dado muestras inequívocas de antiamericanismo con la extrema izquierda en el poder. Ya con José Luis Rodríguez Zapatero en Moncloa se vivieron episodios lamentables que seguimos pagando. El ninguneo a Sánchez es constante y seguirá por mucho tiempo. Y, en este caso, de cir Sánchez, es decir España. Por lo tanto, España sigue condenada al ostracismo y no encuentra sitio entre los grandes. Lo de hoy en Moncloa vuelve a ser un caso de radicalismo y de enemistad que el Despacho Oval no puede ignorar. ¿Se quebrantará el Gobierno con esta humillación? Ojalá sí por el bien de España, pero sería el principio del fin para Sánchez.
Estos gestos de Sánchez (fraga, aviones, tropa) no hacen olvidar los muchos feos que nuestra izquierda bolivariana ha lanzado y sigue lanzado como misiles balísticos hacia la gran democracia.
Todos los países europeos tienen esa misma extrema izquierda, pero fuera del poder. El caso de España es singular y único, y al tener a comunistas en el gobierno y a socios golpistas, antisistema y filoterroristas, España queda en una situación de debilidad internacional.
El teatro, la mascarada y el cesarismo de Sánchez está bien para jugar en casa. Pero más allá de nuestras fronteras, España ha perdido toda influencia y todo el respeto.
Es una tragedia, sí, pero el voto, el mal voto, trae consigo un éxodo doloroso y solitario.
Sentar a Sánchez junto a los verdaderos aliados sería un sinsentido. Varsovia es mucho más preponderante hoy que Madrid.
España pierde, y esta realidad duele.
Nuestras Fuerzas Armadas son fiables y respetadas, por supuesto, pero nuestra política es caribeña. Puestas así las cosas, Polonia merece el asiento y España quedar fuera. Y Rabat es para Estados Unidos un socio de primer orden en detrimento nuevamente de nuestros intereses.
Estamos pagando las torpezas y deslealtades de la izquierda zascandil y felona
Y en casa, más en concreto, ante el inminente comienzo de la campaña electoral en Castilla y león que comenzará este próximo viernes, la encuesta que hoy publica El Confidencial supone un severo toque de atención a las huestes populares que llevan algún tiempo creyendo que montan el caballo más veloz de la carrera electoral en esta región y también el ejemplar que es favorito las que a medio plazo se celebrarán en el hipódromo nacional.
Esta encuesta pone de relieve una cosa muy importante. La victoria del PP que se da por sentada, puede llegar a convertirse en una victoria dolorosa para el PP y en una derrota muy dulce para el PSOE. Ya lo vivió Felipe González con la llegada de Aznar a la Moncloa.
Un político que volverá a gobernar CyL está por debajo del jefe de la oposición en cuanto a preferencia ciudadana. Hablamos de Mañueco. Un futuro presidente de CyL ganará en municipios con menos de 10.000 habitantes. "El disputado voto del señor Cayo".
Creo que lo mejor para la región es la victoria el PP, pero si no es una victoria clara, contundente, la encuesta de uno de los periódicos más influyentes de España pone contra las cuerdas el liderazgo (no de Mañueco) sino de Casado dentro y fuera de Génova 13. Madrid, con una victoria pírrica del PP en CyL, necesitando Mañueco la respiración asistida de VOX, se haría más pequeña aún la figura de Pablo Casado.
No hay "ni tutelas ni tu tías", aquí o se gana por la claras o se aleja la Moncloa para desgracia de España que seguiría bajo el mando de un comunismo que nos relega a desempeñar el papel de paria internacional, por mucha fragata, aviones y soldados que envíe a guerrear contra Putin el monclovita.
Mientras la calle no vea al PP como alternancia real y la vacuna que proteja de la extrema izquierda hoy gobernante, Casado será visto como una Arrimadas con barba, mientras VOX se adueñará del espacio de la derecha democrática que exige un cambio de rumbo real y sin ningún tipo de tibieza. Y es aquí, en la tibieza política donde está el mal del PP. El griterío de la extrema izquierda (un escrache mediático en toda regla) hace encoger las neuronas del líder.
Así Mañueco será
presidente de CyL, como lo fui yo de mi comunidad de vecinos.
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