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martes, 25 de enero de 2022

LA RANA TORO Y EL MIEDO AL COMUNISMO

Lorenzo de Ara

En algún sitio leí esta mañana que el nuevo canciller alemán, Olaf Scholz, le había salido rana al socialista bolivariano español que ocupa el poder en España. El analista no repartía mamporros contra el teutón, ni mucho menos. Pero usaba esta definición para dejar muy claro que Scholz no es lo que esperaba el sociata felón hispano. Y, por supuesto, el hombre fuerte de Alemania no ha salido rana. Al contrario. El nuevo canciller alemán responde a los cánones habituales de una socialdemocracia clásica y, además, cumpliendo con la palabra dada en su día: primero los alemanes, después Europa, después la fiscalidad. La rana, la Rana Toro en este caso, es el radicalismo socialista español, convertido en una cuerpo extraño dentro de la familia socialdemócrata europea.

Nadie en Europa ignora a estas alturas de la película quién es Sánchez y quiénes son los socios de gobierno que sustentan al bípedo con  ciento noventa y siete centímetros de calamidad en La Moncloa. No hay en el club europeo un gobierno con comunistas, golpistas y herederos de una banda terrorista. No hay en Europa un gobierno que fagocite el sistema dando alas a los que aspiran a suplantar la democracia liberal por un cantonalismo comunista que terminará a este ritmo demoliendo todos y cada uno de los pilares de la Constitución del 78.

¿Rana el canciller alemán? Rana Toro el inquilino monclovita y un peligro ya real para España pero también para Europa.

P.D.: Que nadie se llame a engaño. Lo que está pasando en Ucrania y la pronta respuesta de España al apuntarse a la "fiesta" sólo es la maniobra de un hombre desesperado que quiere a toda costa verse fotografiado entre los grandes estadistas y enviar señales de vida inteligente en el gobierno de España. ¡Quia!

¡Los 22 del gabinete están para entrar en una macrogranja!

Y en cuanto a los ataques que recibe VOX a diestro y siniestro, también provenientes de intelectuales de la talla de Arcadi Espada, por ejemplo, Alejo Vidal-Quadras exponía lo siguiente en Voz Pópuli: "Se ha impuesto en nuestro decepcionante panorama político un hábito perverso, que es la sustitución de los razonamientos y los datos por las etiquetas...No es cierto que sobre la democracia española actual graviten dos amenazas similarmente peligrosas, una en su amura de babor y otra en la de estribor. Más allá de gustos y preferencias legítimos en la dimensión política que nos define como ciudadanos, las consecuencias de un eventual éxito de la amalgama forjada por el comunismo, el populismo caribeño, el supremacismo racista y los legitimadores de la violencia asesina como instrumento de acción política, sobre nuestra calidad de vida, nuestra seguridad jurídica y física y nuestra libertad, no son en absoluto comparables en términos de letalidad a las que tendría una mayoría de la derecha nacionalista, católica, conservadora y euroescéptica (que no eurófoba). La presentación de estas dos posibilidades como igualmente sobrecogedoras surge de un desenfoque político, intelectual y ético impropio de mentes situadas en el rigor científico, a saber, observación, experimentación y concordancia de la teoría con la experiencia verificada. Es un lugar común la cínica máxima atribuida a un cierto periodismo que establece que la realidad no debe estropear un buen titular. Pues bien, tampoco la brillantez, sobre todo si es prisionera de prejuicios, debe, por deslumbrante que luzca, distorsionar la verdad."

Creo que a muchos analistas e intelectuales (admirados, como es el caso de Espada), les resulta más entretenido y menos doloso golpear el saco que representa VOX que enfrentarse al búnker comunista. Y es que el comunismo mete miedo. El comistrajo en el estómago cobra cuerpo y convierte el pensador en una agusanada deformidad que se protege ante el horror de la hoz y el martillo. Porque, y en esto lleva razón Federico Jiménez Losantos, dejémonos de hablar de socialismo, populismo, nacionalismo, antisistemas, todos ellos son la misma cosa, el mismo espanto, la misma miseria, el mismo horror de siempre, comunismo. Y el comunismo acojona a los más poderosos y por ende a los españolitos de a pie que ignorantes en grado sumo se tragan el cuento de que VOX es la otra cara de la moneda que representa Unidas Podemos. ¡Quiá!

Lo cierto es que más de cuatro millones de votantes ya tienen decidido apoyar esta opción perfectamente democrática y defensora del Estado de derecho.

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