Antonio-Pedro
Tejera Reyes
Dedicado a mi
querido amigo
Miguel Ángel
García Brera,
un defensor a
ultranza de
la limpieza en
la gastronomía.
Si la palabra
horrible no está apropiada a los motivos de este comentario nuestro, habría que
buscarle otra que significara mayor contundencia, para calificar las imágenes
de los programas que la televisión española internacional presenta referidos a
la gastronomía. Y no es porque el contenido del mismo no sea casi perfecto, y
los exquisitos manjares que se presentan, su forma de elaborarlos,
presentarlos, etc., no tengan la calidad y el atractivo suficiente, se trata de
los personajes que aparecen mostrándonos todas estas excelencias.
Unos cocineros
y cocineras y sus ayudantes, con abundantes melenas y barbas no son lo más
apropiado para estas presentaciones. Son unas imágenes que no dudados en calificarlas
en los términos descritos al principio.
La limpieza en
la gastronomía es el mejor signo de la calidad de la misma. Nos guste, o no nos
guste, es así. Los que elaboran las comidas, las presentan y las sirven, tienen
que dar un reflejo impecable de limpieza.
No se puede
estar montando un plato con los pelos al aire y con unas manos sin guantes,
como acabamos de ver esta misma tarde en la señalada televisión internacional,
sin el más mínimo cuidado. Es intolerable, para quienes vamos por la vida
enseñando las fórmulas de la calidad en los servicios gastronómicos. Eso no lo
es, ni nada que se le parezca. No digamos ya, con unos cubre boca para que el
aliento no llegue a la comida.
Un grupo de
cocineros de la Universidad del Caribe, en Cancún, México, recibiendo el
reconocimiento de la CONPEHT, después del impecable servicio que ofrecieran en
una reunión del Consejo Directivo de la citada organización. Un buen ejemplo de
la calidad en la gastronomía, y en la enseñanza de calidad de sus servicios. F/
Tejera Reyes
Ideamos en su
día un gorro de cocinero, amplio y cómodo, que cubría toda la cabeza, y al que
le colocamos unos pequeños orificios laterales para que circulara en su
interior el aire… Una de las muchas modalidades que se pueden aplicar a la
actividad gastronómica, para dar la sensación de limpieza y calidad en la
misma.
Los recuerdos
nos llevan hasta la cafetería “self service” de la Universidad Externado de
Colombia, en Bogotá, donde las asistentes al menú que se ofrece a la clientela,
con un impecable bien planchado uniforme, lucen guantes y hasta tapa-bocas en
su servicio. Un modelo que bien podían copiar quienes enseñan a practicar las
labores de la gastronomía en todo su más amplio sentido, desde su elaboración
hasta su presentación y servicio.
En el Hotel
VENETUR – originalmente HILTON - Margarita, Venezuela, un buen ejemplo de la
calidad en la gastronomía y su limpieza... Un simple pañuelo blanco bien
anudado en la cabeza y una sonrisa amable en el rostro, dicen mucho de la
interpretación que se le pueda dar a esta toma fotográfica. Detrás, otro
cocinero – seguramente el principal – preparan “en vivo y directo” en pleno
comedor, ante los comensales, unos suculentos arroces que tuvimos la suerte de
poder deleitar en una excepcional recepción en la citada unidad hotelera, el
pasado año. F/ Tejera Reyes.
Muchas horas
hemos pasado comentando estos “pequeños” detalles, con personajes expertos en
estas lides tan importantes para el desarrollo turístico, sin contar, claro
está, para la prosperidad de las empresas en el ámbito local, ya que el solo
hecho de encontrarnos un pelo en una sopa, es motivo suficiente para conseguir
el mayor desprestigio.
Son
experiencias que hemos vivido y que están apoyadas en los sesudos comentarios
de viejos personajes ilustres españoles especialistas en estas lides, como lo
eran Ángel Palomino, Eduardo Molas, Perico Chicote, etc., sin olvidarnos de
nuestro querido amigo de Puerto de la Cruz, Tenerife, Enrique Talg, quién era
un auténtico experto en cuidar hasta la saciedad la calidad de los servicios
gastronómico en su hotel. Era un maestro.
Escribir sobre
este tema, ha nacido de un impulso que nos ha causado precisamente estas
imágenes que nos ha ofrecido la televisión, un tema que ya hemos tratado en
alguna otra ocasión porque nos da auténtica pena ver como se habla de calidad
en los servicios ofreciendo unos camareros sirviendo los platos sin ponerse
guantes – a veces hasta mal vestidos – sin apenas afeitarse – aunque la moda
sea otra – o las damas sin usar un discreto maquillaje, y naturalmente con los
pelos al aire.
Alineados
perfectamente, como si de militares se tratase, el grupo del servicio
gastronómico de la Universidad del Caribe, Cancún, México, recibe la
felicitación y reconocimiento del presidente de la CONPEHT, el ilustre Bolívar
Troncoso Morales, todo un símbolo y modelo por su gestión ampliamente difundida
con carácter internacional cargada de conocimiento y profesionalidad. F/ Tejera
Reyes.
Todo este
esperpento – no creemos particularmente que merezca otra calificación – nos
trae al recuerdo – siempre los recuerdos – una cena de clausura, para más de
mil personas, del XXIV Congreso Mundial de los Skal Club, celebrada en los
jardines el Hotel Mencey de Santa Cruz de Tenerife, donde al término de la cena
se pidió que saliera el equipo de cocina para recibir un merecido aplauso por
la exquisitez del servicio. Salieron. Eran algo más de cincuenta personas,
donde sobresalían los enormes gorros de los cocineros… Impresionante.
Posiblemente estarían preparados, pero la imagen que dieron todavía está clara
en nuestra mente, y si nos faltase algo para recordarla tenemos curiosamente
conservado el menú de aquella cena que se nos ofreció impreso en una pandereta
española, la nuestra firmada por todos los 16 ilustres profesionales con los
que compartimos la mesa esa en memorable ocasión.
Calidad Total,
amigos...
*Del Grupo de
Expertos de la Organización Mundial del Turismo, UNTWO
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