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sábado, 29 de julio de 2017

EL LEGADO DE UN REALEJERO

Javier Lima Estévez. Graduado en Historia por la ULL

La historia de Los Realejos nos sitúa ante un municipio cuya trayectoria representa la imagen de un lugar con numerosas personalidades sobresalientes, siendo objeto de estudio y análisis por parte de diversos historiadores. En esa nómina de hijos ilustres y bajo el contexto de la figura representativa de la Ilustración en Canarias, el realejero José de Viera y Clavijo (1731-1813), encontramos el nombre de Dámaso Antonio de Quesada y Chaves, cuya vida se pudo desarrollar entre los años 1728 y 1805 según algunos autores. 

Ciertas aproximaciones sobre tal realejero se llegarían a generar en investigaciones de José Antonio Cebrián Latasa o María Rosa Alonso, que, junto a otros estudios, conforman todo lo que conocíamos sobre su legado.

Afortunadamente, el año 2007 sería el momento en el que el Instituto de Estudios Canarios, como parte de su colección Fontes Rerum Canariarum, editaría la obra Canarias ilustrada y puente americano. Se trata de una edición muy bien diseñada y estructurada gracias al trabajo desarrollado por parte de Paz Fernández Palomeque, Carmen Gómez-Pablos Calvo y Rafael Padrón Fernández. En tal aportación, Rafael Padrón Fernández reflexiona en torno a algunos apuntes biográficos que permiten situar su origen como hijo del matrimonio formado por el alférez Agustín Hernández de Quesada y Beatriz Josefa de Chaves, analizando su formación y desarrollo en atención a las pocas referencias biográficas presentes al respecto. Por su parte, Juan Manuel Bello León contextualizaría el periodo en el que escribió y vivió el propio Dámaso, determinando que el mismo publicaría su obra coincidiendo en el tiempo con la labor desarrollada por Viera y Clavijo. Al mismo tiempo, Carmen Romero Ruiz llegaría a incluir una aportación sobre la visión geográfica del realejero, profundizando en la actividad volcánica y la representación cartográfica desarrollada por el mismo. El apartado de aspectos lingüísticos sería objeto de análisis de Dolores Corbella Díaz con atención a la ortografía y fonética, aspectos gramaticales y el léxico. El estudio introductorio sería finalizado por Rafael Padrón Fernández con una descripción del manuscrito empleado localizado en la Biblioteca Nacional de España, ofreciendo algunos apuntes sobre las características y particularidades de tal obra y las referencias de otros autores respecto a Quesada y Chaves.

La obra se estructura en doce capítulos. El primero de ellos se sitúa en torno al origen mitológico de las islas, así como los primeros habitantes y descubridores. A partir del capítulo dos centra su atención en el análisis de algunos datos de cada isla de nuestro archipiélago, aunque llama la atención la diferencia que destina a cada una. De Lanzarote ofrece algunos datos sobre su nombre, siendo también objeto de su interés el ámbito religioso. Por otra parte, en torno a Fuerteventura proporcionaría algunos apuntes de la conquista y también sobre la religión. Un análisis que sería prácticamente similar para otras islas como El Hierro, con la exposición de algunas ideas sobre sus pobladores. Por su parte, respecto a La Gomera tendría presente datos de sus primeros habitantes, el ámbito religioso y otros hechos asociados a su nombre. Una circunstancia muy similar a lo que desarrolla en torno a Gran Canaria y La Palma, siendo evidente su mayor atención a Tenerife, isla a la que dedica un estudio en mayor profundidad. Características generales de las islas, aspectos sobre la mítica isla de San Borondón, relación de reyes que tuvieron conocimiento de las islas e incluso una cronología de hombres y mujeres relacionados con la religión, cierran una aportación de notable importancia e interés respecto al conocimiento de nuestro pasado gracias al legado de un realejero.  

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