Teresa del Bosq
Regresé con los huesos
recostados en la espalda de los años
y me vi en la mudez
de las piletas rotas
bajo la ceiba de la infancia
Las piedras me miraban
con sus ojos repletos de historias
atesoradas desde mi vuelo
Y volví a escuchar la espuma
amoldarse al aluminio
hurtando el alimento del becerro
Nada había muerto desde mi suicidio
Todo
balsámico me esperaba
luego de mi sed de mundo
en otro infierno
Ahora estaba ahí
donde antes temblara
frente la carcajada de las larvas
tapizando el verde de la sombra
vestida de algodones
arrebatados por el viento
Se había abierto
el falso en la memoria
y todos los silencios
resonaron en el espacio donde no mueren
ante el reclamo de un respiro
mi respiro
tan profundo y tan blanco
como el medio siglo de un camino
devolviendo las piedras
al amado estiércol del principio.
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