Hans kamella
En todas las colonias y en las misiones cristianas se reciben
Humboldt con hospitalidad,>el rumor que yo recibí personalmente una
distinción de la reina y del rey de España ablanda todos los corazones. Nunca,
nunca tenía un naturalista tantas libertades< Pero algunos de los colonos o
monjes esperaba un favor de los extraordinarios viajeros. ¡El presidente de las
misiones cristianas en la región Orinoco por ejemplo ruega Humboldt que el deja
un escrito al > donde yo testifico que yo encontré las misiones cristianas
en el Orinoco en un buen estado y se tratan los indígenas en general muy
suaves< HA! Con esta petición se dirige la piedad oso franciscano a la
persona equivocada. Humboldt no apoya estas mentiras si no burla, esta
persona>desea en su corazón (sin duda en el interés de la historia de la
naturaleza), gente, que recogen plantas del suelo e investigan piedras, no
deberían meterse tan indiscreto en los asuntos del buen trato de la raza de
color cobre y de la sociedad humana. Este deseo está en los dos mundos
difundido ,uno lo encuentra este en todos los sitios, donde el poder tiene
miedo y cuando cree que su posición no está fuerte.
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