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sábado, 22 de agosto de 2015

PACOMIO PÉREZ Y PÉREZ EN EL RECUERDO


Agustín Armas Hernández

Mi buen amigo Bruno ha descubierto una buena mina de oro, puro, y joyas Preciosas. Ha vuelto a destapar el baúl de los recuerdos. Artículos que estaban perdidos han aparecido,   muertos y han vuelto a la vida… ¡Gracias de corazón!, Estos escritos me traen, muchos gratos y buenos recuerdos.

“Reorganizando archivos de mi ordenador que se me extraviaron por un fallo fortuito sin querer, me encuentro un interesante artículo personal que en su día me remitió el amigo y convecino del Puerto de la Cruz Agustín Armas Hernández, sobra el perfil de un orotavense de pro que nos dejó hace años el ebanista Pacomio Pérez y Pérez su suegro. Que conocí desde mi infancia trabajando en la fábrica de carpintería de su cuñado, el artista, alfombrista y ebanista de grato recuerdo en la Villa Isabelino Martín Pérez. Pacomio era un especialista en los barnices de los muebles clásicos y carpintería de la construcción típica canaria. Vivió frente al templo parroquial de San Juan Bautista donde recreó una familia numerosa, mudándose al otro lado de la Villa Arriba en la calle del Doctor don Domingo González de Chaves y García (antigua El Castaño), frente a la calle La Candelaria El Lomo (antigua Vota La Manga). Pero es su pariente Agustín Armas Hernández el que entró a apuntar el verdadero perfil del recordado Pacomio Pérez en un interesante artículo que denominó” “ARTISTAS Y ARTESANOS DE LA OROTAVA”: “…MUCHOS lugares existen en el mundo de belleza extraordinaria. Nacio­nes con paisajes tan bonitos que, distinguiéndose del común, pa­rece que Dios los ha creado para las personas de más sensibilidad y, por ende, amantes de la natu­raleza. En una palabra, para los artistas.

De entre estos parajes, El dis­tinguió a uno de ellos, al mejor. En el cual terminado, su vista re­creó. Este es, sin duda, el mara­villoso y embelesador Valle de La Orotava. Lugar, donde siem­pre se han inspirado poetas, mú­sicos, pintores y toda clase de ar­tistas. No solamente los lugare­ños, sino también los llegados de otras tierras, casi siempre, atraí­dos por las voces de este encan­tador valle.­

Grandes artistas y artesanos han nacido en nuestra tierra. Pero es de destacar a la Villa de La Orotava. Por los medios de comunica­ción, nos enteramos, que los oro­tavenses están homenajeando a uno de sus hijos más ilustres, el escultor Fernando Estévez en el bicentenario de su nacimiento (1788-1988).

Dejemos a este ilustre orota­vense; y vamos con uno de sus artesanos actuales. Se trata de Don Pacomio Pérez y Pérez, él es car­pintero artesano de la madera, viticultor, enólogo y avicultor. ¿Quién no le conoce en La Oro­tava; y más concretamente en la Villa de Arriba?

Es el benjamín entre los tres hijos de don "Pancho Mora» y sobrino de "Dominica», persona­jes del pasado de La Orotava, muy conocidos. Aprendió Paco­mio desde muy joven todo el arte relacionado con las vides y vino. Desde cuidar las cepas, podar, remangar, azufrar y vendimiar, hasta vigilar el mosto y elaborar el vino. ¿Guarda Pacomio sus se­cretos?, sin duda que sí. Pues me ha invitado, en su casa, a catar el vino de su elaboración y pue­do asegurar que después de aca­riciar el líquido mi paladar, la boca expresó: ¡qué vino...!

El, 'Pacomio, con la sonrisa en los labios, e indicándome con el índice hacia un parral -que plantado en el poyo de su casa se extiende por la azotea-, me dice: «De ahí de ese parral sale el néctar que estás degustando. De él nacieron 296 racimos de ricas uvas, que después de estrujadas extraje 65 litros de espu­moso y oloroso mosto. ¿Qué te parece?». «Excelente», contesté. Ven, vamos, ahora te mostraré dónde prenso las uvas, y además verás algunas obras que como carpintero-artesano que soy, sa­len de mis manos; « ¡Qué maravilla, Don Paco­mio¡». «Oye, me interrumpe, por favor quítame el «Don» y súbeme el sueldo». «Es verdad –le repliqué- sólo de sus manos pueden salir esta piezas tan lin­das y originales». «Nada del otro mundo hombre, mira, el peque­ño lagar que ves entre las cosas, lo hice últimamente para pisar las uvas del parral. La destilade­ra, como ves, echa de tea vieja, la he terminado últimamente, pero las casitas pequeñas con los balcones las he venido haciendo con más tiempo».

«Pero... dejemos estas cosas ahora y vamos a ver mis pájaros canarios, que de seguro te gus­tarán mucho». «Tiene Vd. en este cuarto una colección de pájaros de los más bonito y finos que yo he visto, seguro que los coleccionistas pagarían mucho por ellos. ¡De verdad, D. Pacomio¡ Vd. merece más que un homenaje por estas obras de arte que ha logrado coleccionar. Pacomio, artesano de La Orotava. Hombre que casi a la madrugada / Ligero hacia la Villa Abajo va; / A los vecinos, cariñoso saludo da, / A él, de igual modo le responden / Pues es ciudadano querido y ejemplar. / A la ferretería va a escudriñar, / Madera de buena clase quiere encontrar. / Preferible sea riga o tea vieja, / Destilería típica quiere empezar. / Le faltan también tornillos, clavos y lija  / Y algo más, como barniz para rematar;

De vuelta rápido, Villa arriba él va,  / Son las nueve, quiere la obra principiar.  / A media mañana  /  medio vasito de vino  / De la cosecha propia y de su parral,  / Pues para eso hizo el pequeño lagar.

¡No lo han visto Vds.? Es excepcional. / ¿Lo del vino?.. Para empezar a funcionar.  / ¡Hay que ver! cuántas cositas quiere tener,  / Es más, de hecho tiene ya en su haber: / Casitas, balcones, jaulas en tea, ¡natural!  / No cabe duda; ¡es un hombre original! …”

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