Agustín Armas
Hernández
La Virgen de
Candelaria se apareció a los guanches, sobre una roca, en la
desembocadura del barranco Chimisay. En el lugar se formó una bonita playa con
los materiales, lávicos, arrastrados por su cauce en tiempos de lluvia.
El año de
gracia de 1394, se presentaba, a los nativos isleños, la morenita de
Candelaria. Ciento dos años tendrían que pasar, todavía, para que la isla de
Tenerife fuera conquistada por los castellanos. Y, por ende, sus habitantes
llamados a la religión Cristiana. El hecho acaecía el año de 1496. Con la
conquista de Tenerife, la mayor de las Canarias, en otro tiempo
llamadas afortunadas, culminaba el total de las siete islas que forman el
archipiélago. Un año después del descubrimiento de América, los castellanos
tomaron la isla de la Palma y cuatro después la más fuerte y guerrera, Tenerife.
El resto de las islas ya eran castellanas antes del descubrimiento de América
en 1492.
La primera
morada que tuvo la Virgen de Candelaria fue la cueva Changuero. El lugar
estaba un trecho, largo, barranco arriba. A lo largo de los años la Patrona de
Canarias ha pasado por varios templos. De entre ellos la Cueva de San
Blas. Allí fue instalada, según algunos historiadores, en 1446.
La primera
imagen de la Virgen morena, desapareció en el mar, por donde vino, en un fuerte
temporal de agua y viento ocurrido el año de 1826. Ese horrible huracán con
terribles lluvias y mar bravío, causó muchísimos estragos, también, en toda la
isla de Tenerife.
La nueva
talla de la Virgen de Candelaria es obra del escultor Orotavense, Fernando
Estévez.
¡¡Viva por
siempre Nuestra Patrona!!
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