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sábado, 29 de agosto de 2015

“LA BURGUESÍA AGRARIA Y LOS REALEJOS”


Javier Lima Estévez
Graduado en Historia por la ULL

Durante el Antiguo Régimen, la burguesía agraria vendría a estar representada por un grupo social cuyo ascenso “está vinculado a toda una pléyade de dedicaciones socio-profesionales y actividades económicas”, tal y como manifestaran los profesores de la ULL, Adolfo Arbelo García y Manuel Hernández González en la obra El Antiguo régimen, siglos XVII y XVIII, diferenciando, en ese sentido, dos grupos: los Hombres de Leyes y aquellos que percibían rentas, representando éstos últimos el grupo mayoritario dentro de la burguesía agraria canaria.
Sin lugar a dudas, Los Realejos no escapa a esa realidad y al respecto destacarían toda una serie de individuos pertenecientes al conjunto de los labradores que, tras la desintegración del concejo, pasarían a formar parte del grupo social dirigente, siendo pequeños y medianos propietarios, así como arrendadores de diezmos, grandes arrendatarios o administradores de las grandes propiedades nobiliarias o eclesiásticas. Un hecho que hemos extraído a partir de la investigación realizada por la profesora universitaria María Teresa Noreña Salto en su capítulo sobre el poder municipal realejero expuesto en el libro Los Realejos. Una síntesis histórica.  El panorama de los Realejos durante el Antiguo Régimen pasaría a estar dominado por diversos miembros de la burguesía agraria, siendo el caso de Francisco Pérez Sanabria, Antonio Sanabria, Tomás Estévez, José Pérez de Chaves, Pablo Díaz de la Guardia, Gregorio Espínola, Martín González Castillo, Félix y Julián Pérez Barrios, entre muchos otros. Un aspecto ampliamente estudiado por el profesor universitario Adolfo Arbelo García tanto en su memoria de licenciatura como posteriormente en su tesis doctoral, y, posteriormente a través de diferentes publicaciones en las que ha procedido a exponer diversos datos relacionados con la participación de toda una serie de  individuos que actuaban como representantes del lugar. En la obra de tal investigador La burguesía agraria del valle de La Orotava (1750-1823), se resalta el carácter que los miembros de la burguesía agraria realejera fueron adquiriendo, logrando monopolizar la vida municipal local, ante la carencia de grandes propietarios agrarios. Especialmente llamativa sería la familia Pérez Barrios, siendo uno de sus miembros más representativos Félix Pérez Barrios, quien fuera hijo de Cristóbal Pérez Pages Barrios y de Rafaela Barroso de la Guardia, abogado de los Reales Consejos y miembro de la Junta Suprema de Canarias. En torno a ese grupo, sería un elemento característico la endogamia y la consanguinidad “como vía para garantizar la reproducción social”, tal y como reflejara Adolfo Arbelo García a través del análisis de la figura de Mateo Pérez Chaves, vecino del Realejo Bajo, quien favoreció a su hija en el testamento con la finalidad de que esta “se casara con alguien de su misma condición social, en caso de no seguir las pautas de dirigismo familiar quedaría desposeída de toda mejora”.
Otro ejemplo representativo de la burguesía agraria realejera sería José Pérez Chaves, hijo de Antonio Abreu Chaves y de Ana Barroso de la Guardia, siendo gobernador de armas de Los Realejos. A ese hecho se une el nombre de la familia Grijalva. Especialmente significativo sería el legado de Miguel Grijalva, cuyos bienes serían repartidos entre los hijos que llegó a tener a lo largo de sus dos matrimonios. Miguel Grijalva contaría con diversas posesiones y acabaría recibiendo toda una serie de tratamientos suntuarios tras su fallecimiento, atendiendo a su categoría, tal y como expone el propio Adolfo Arbelo García cuando señala la petición de 500 misas formuladas en el testamento de Miguel Grijalva por su alma.
En definitiva, hemos expuesto toda una serie de casos que nos permiten observar y atender al impacto de la burguesía agraria realejera durante el Antiguo Régimen. Un hecho de enorme relevancia sobre el que aún nos queda mucho por conocer.

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