Rosario Valcárcel
En la trinchera del perdedor
Tú, pastor en
peñascales, que transitabas
senderos de
arcilla con boñiga de cabras:
deja que los
pájaros muertos derramen
sobre mi lecho el regalo de tu arrullo.
Tú –campesino
que festejabas el manar
de las ubres,
las deidades de los álamos,
las estaciones,
los cadáveres que se detienen a respirar
– no dejes que
mi vida se nutra del llanto
que nadie pueda oír.
Marido en la trinchera
del perdedor,
me dijiste:
tengo miedo de confidentes
que tiranizan
las entrañas,
enmudecen la
palabra, arrebatan la vida.
Pelotón de fusilamiento, ellos, los verdugos.
No temas,
compañero del alma, compañero,
te despediré del
sol y los trigos,
de la amarga
cebolla que alimentó
sueños de justicia y amanecer de libertad.
Y en la
penumbra, yo, Josefina te dejaré
rozar mi
vestido, disfrutar los escalofríos,
los miedos de
aquel primer amor,
en que
chapoteabas el fuego estéril de la vida,
compañero del
alma, compañero.
Rosario Valcárcel
Poema creado para la exposición colectiva de pintura a Miguel Hernández. Comisariado por Diego Casimiro. Titulada 75 años después.
Foto de Miguel Hernández cedida por sus herederos.
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