Antonio Pastor A.
El 8 de mayo de
1972, el R.P. Esteban Gobbi (Stéfano Gobbi), participa en una peregrinación a
Fátima y, en la Capilla de las Apariciones, ruega por algunos Sacerdotes que
además de traicionar personalmente su vocación, intentan reunirse en
asociaciones rebeldes a la autoridad de la Iglesia.
Una fuerza
interior le empuja a tener confianza en el amor de María. La Virgen,
sirviéndose de Él como humilde y pobre instrumento, reunirá a todos los
Sacerdotes que acepten su invitación a consagrarse a su Corazón Inmaculado,
para unirse fuertemente al Papa y a la Iglesia a Él, unida para llevar a los
fieles al refugio seguro de su Corazón maternal.
Se formaría así
un potente ejército, difundido en todas partes del mundo y reclutado, no con
medios humanos de propaganda, sino con la fuerza sobrenatural que brota del
silencio de la oración, del sufrimiento, de la fidelidad constante a los
propios deberes.
Don Esteban pidió
interiormente a la Virgen una pequeña señal de confirmación que Ella, antes de
terminarse el mismo mes, le dio puntualmente en Nazaret, en el Santuario de la
Anunciación. El origen del Movimiento Sacerdotal Mariano se remonta a esta
sencilla inspiración interior que sintió don Esteban mientras oraba en Fátima.
Pero, ¿Qué
debería hacerse entonces en concreto? En Octubre del mismo año se intentó un
tímido comienzo con un encuentro de oración y de amistad entre tres Sacerdotes
de este movimiento en algún periódico y en alguna revista católica.
En marzo de 1973
los Sacerdotes inscritos eran unos cuarenta. En septiembre del mismo año, en
San Vittorino cerca de Roma, se tuvo el primer encuentro nacional con la
participación de veinticinco Sacerdotes de los ochenta que ya se habían
inscrito.
En 1974 se
iniciaron los primeros Cenáculos de oración y de fraternidad entre Sacerdotes y
fieles; y poco a poco se extendieron en Europa y en las demás partes del mundo.
Hasta finales de
1990, don Esteban Gobbi ha visitado repetidas veces, los cinco continentes para
presidir los Cenáculos Regionales. Ha realizado unos 600 viajes en avión y un
gran número en coche y tren y ha celebrado 1.446 Cenáculos a saber 693 en
Europa, 485 en América, 97 en África, 91 en Asia y 80 en Oceanía. Esto
constituye una prueba de cómo el Movimiento se ha difundido admirablemente en
estos años por todas partes.
El Movimiento
Sacerdotal Mariano ha logrado extenderse de manera silenciosa y extraordinaria.
Se les ha confiado, además, la tarea de nombrar los distintos Responsables
regionales y diocesanos, procurando que todo se cumpla con la mayor fidelidad
al espíritu del Movimiento.
En cuanto a los seglares, no habiendo para ellos una inscripción formal, no puede darse una cifra, ni siquiera aproximada, aunque ciertamente se trata de millones. Nos es grato, además, constatar la existencia de un tan número de Sacerdotes simpatizantes; no se han inscrito todavía en el Movimiento, pero han demostrado su solidaridad con el mismo de varias maneras y en distintas ocasiones. Su número, tal vez, es superior al de los inscritos. Si viven el espíritu del Movimiento, aunque no figuren en registros o ficheros, ya cumplen todo lo que hay de esencial en él. Casi sin darnos cuenta decía don Esteban Gobbi, nos hemos convertido en un ejército numeroso, sucede todavía que muchos Sacerdotes no conocen a los compañeros que viven bastante cerca y pertenecen al Movimiento. El M.S.M. es una pequeña semilla plantada por la Virgen en el jardín de la Iglesia. Es una Obra de amor que el Corazón Inmaculado de María hace surgir hoy en la Iglesia para vivir, los movimientos dolorosos de la purificación.
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