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sábado, 11 de diciembre de 2021

5 AÑOS TIENE EL NIÑO

Lorenzo de Ara

Nuestro niño español con pijama de rayas.

Vive en una parte de España. Vive en Cataluña.

Y por vivir bajo el régimen de la Gestapo independentista, xenófoba, racista, supremacista y golpista, este niño inocente, insisto, con pijama de rayas, es perseguido, apedreado, arrinconado, hostigado y poco falta ya para que pierda la vida, por el simple hecho de querer estudiar en español una hora al día. No seis horas. Una hora al día en español.

Y todo esto ocurre bajo un gobierno presidido por Pedro Sánchez, otro representante del horror establecido en nuestro país.

La familia del niño es asimismo atacada, vituperada. Poco faltará para que cojan las maletas y se manden a mudar de un hermoso pueblo civilizado de la Cataluña provinciana.

Escribe Lorenzo Silva: “hay otra gran damnificada, dentro y fuera de Cataluña. Una damnificada tan inocente como los anteriores, y que padece por culpa de la mala cabeza y el empeño desnortado de unos gobernantes irresponsables un descrédito injusto: la propia lengua catalana, que pudiendo ser, como cualquier otra lengua, un espacio fecundo de convivencia y comunicación, por obra de sus enfebrecidos administradores se torna herramienta opresiva y de dominio, además de tosca arma arrojadiza. Quien como el conseller Cambray usa un idioma para no ser entendido, quien lo concibe como instrumento para erradicar a quienes no querría tener a su alrededor, se lo apropia para degradarlo.”

Todo está hoy así por una sucesión de desgraciados hechos que psoe y pp han usado como perfecta herramienta de diálogo con los indepes.

Y hay una palabra que resume a la perfección la derrota del Estado de Derecho en Cataluña, Galicia, País Vasco, Valencia, Baleares. Esa palabra es apaciguamiento.

La nauseabunda equidistancia del moderantismo. El bla, bla, bla de décadas para asegurar el apoyo de nacionalistas catalanes y vascos, principalmente.

Desde su gira Hispanoamericana, Pablo Casado, líder del PP, exige al Gobierno que se cumpla la Ley. Máxima firmeza, pide el político. Pero Casado es el mismo que dijo en RAC1 que las imágenes de la policía dispersando a los votantes y delincuentes en la trágica jornada “electoral” que todos recordamos, le causaron daño, mucho disgusto. (No son palabras textuales). Hoy creo que Casado tiene pesadillas por culpa de los agentes que actuaban para defender el imperio de la ley, la democracia y a millones de catalanes.

Qué cómodamente se ve todo y con qué facilidad y levitación se pronuncian discursitos cuando la patria queda lejos.

Casado es otro ejemplo del apaciguamiento de los constitucionalistas. Espero que cambie, y pronto.

5 años tiene el niño de pijamas de rayas. Lo quieren callado y, a ser posible, humillado de por vida. ¡Brazalete en el brazo!

Rebeca Argudo: “personas adultas, sabedoras del daño que ocasionan a un pequeño de cinco años y a sus padres, actúan voluntaria y conscientemente de manera intolerante, violenta y fanatizada en nombre de un identitarismo que coquetea abierta y manifiestamente con la xenofobia. Alegan, claro, que la supervivencia del catalán depende de su protección (todos somos capaces de encontrar la justificación perfecta para nuestras tropelías, aunque eso no minimice en absoluto los daños ocasionados, tan solo los viste de domingo). Pero no creo que la protección de una lengua dependa irremediablemente de condenar a otra, oficial y común, a lo residual, desprotegiendo a aquellos que desean, exigen y merecen recibir clases en español, como marca la ley, al menos el mínimo establecido del horario.”

Pero hay que repetir que el apaciguamiento es el gran enemigo de la democracia. El sentarse a dialogar con los hijos de puta que se cargan la democracia y mantienen en el poltrona a Sánchez y al psoe.

Leyendo a Hughes: “Se compara al niño de Canet con la niña negra americana del final de la segregación (el ternurismo infantil), pero del que hay que acordarse es de Eisenhower, que envió al ejército a proteger a los nueve estudiantes negros de Arkansas. No se trataba de imponer nada, sino de ‘garantizar’. Eisenhower quizás no era un entusiasta de los derechos civiles, pero aseguraría el respeto a la Corte Suprema y a los poderes federales. En suma, a la Constitución. Aquí no sucederá. La Constitución está para no cumplirse. Es además una productora sistemática de humo político.”

Ah, por supuesto que aquí no sucederá como hizo en su día el presidente yaqui. En España lo que mola es tener a un niño de 5 años contra las cuerdas 

¡La cámara de gas de la imposición lingüística catalana!

Pero termino con mi admirado Fernando Savater en El País: “Pienso que nuestra Constitución es la ley fundamental contra los lobos que amenazan los derechos de libres e iguales. Esa feroz manada de separatistas que asaltan el redil de los que quieren vivir juntos en paz, que indultan a los que se aprovechan de las instituciones para subvertirlas, que protestan la judicialización de quienes reclaman la lengua común, que con pretexto de enmendar la Carta Magna aspiran a volver a la casilla preconstitucional

Y usted, sapientísimo lector, tenga siquiera un minuto de recuerdo hacia un niño de 5 años con pijama de rayas.

A lo mejor mañana, por el bien del diálogo y la cohesión territorial, ya no está entre nosotros. O sea, ya no será noticia.

Y es que las cenizas se las lleva el viento. ¿O son las palabras? No, en este caso, cuando hablamos de la Gestapo catalana, es más propio escribir cenizas.

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