Jerónimo David Álvarez García
Publicado en el Programa de Fiestas del Carmen de Los Realejos, 2012
Este expediente custodiado en el Archivo Diocesano de
Tenerife (Sign.1379. Doc.7), confirma "la traslación" o traslado de
la imagen de Nuestra Señora del Carmen, desde el extinguido Convento Agustino
de San Juan Bautista al Convento de Agustinas Recoletas en 1836. Traslado y
depósito provisional que sería ratificado por el obispo al año siguiente en
espera de una Real Orden.
Don Juan de Gordejuela fundó en el siglo XVII estos
institutos que influyeron religiosa, económica y socialmente en ambos Realejos.
Época de conventos marcada por la piedad y el poder de estos personajes que los
utilizaron como enaltecimiento y consolidación social de su linaje. Estos
Monasterios mantuvieron relaciones económicas y se socorrieron mutuamente, pues
los enseres del agustino se custodiaron en el Recoleto, y las posesiones de
estas fueron "administradas" por los varones. Las relaciones entre
frailes y monjas, no siempre comprendidas o mal interpretadas por autores y lectores, y la Venerable Hermandad
creada en el S.XVII, determinaron una maraña de relaciones humanas. El incendio
de 1806, la reconstrucción del camarín, la Desamortización y el aciago
siniestro de 1952 definieron el culto y la ubicación de la Virgen.
El incendio y posterior desamortización del convento
agustino, nutrió al citado instituto femenino y a la Parroquia de la Concepción
de numerosos objetos de culto e imágenes. Entre ellas, el Nazareno, la Dolorosa, la Magdalena y San
Juan. La intervención estatal se justifica por el mal aprovechamiento de los
bienes eclesiásticos, en un marco económico y de conflictos bélicos que
necesitaba a toda costa hacer caja. Esto no impidió, que la subasta de dichos
bienes se perpetrara con ciertas irregularidades, beneficiando a la renaciente
burguesía agraria y comercial.
De los personajes citados en este documento, cabe reseñar a
don Antonio Santiago Barrios, arcipreste y párroco de Santiago, autor del texto
que narra el Aluvión que asoló principalmente el norte de Tenerife en 1826.
También gestionó el traspaso del Nazareno agustino, atribuido a Rodríguez de la
Oliva, junto a las imágenes citadas, a la parroquia de la Concepción por las
mismas fechas que se produjo el que ahora se analiza; a don Pedro Próspero
González Acevedo, párroco de la Concepción vinculado a la Orden Tercera, que
rigió dicha parroquia durante más de cuarenta años. Dotó a su iglesia con los
repartos de la Desamortización e intervino en varios pleitos de las monjas.
Solicitó el solar del desmantelado convento franciscano para ubicar en el
cementerio; y a las religiosas citadas, pertenecientes a familias ilustres del
Valle de la Orotava y otros lugares de la isla. Como ejemplo la familia Ponte,
Sor Jesús Mª de San José aristócrata procedente de Güímar y última moradora del
Convento y San Aurelio Andueza hermana de un clérigo adscrito a Santiago
Apóstol.
Lo sucedido en esos días, en tan emblemáticos edificios,
queda redactado en estos términos:
El veinte y uno de marzo de mil ochocientos treinta y seis, el Dr. D. José Deza y Goiri, Secretario de Cámara y Gobierno del Obispado de Tenerife en nombre del obispo, nombra comisionado al párroco del Realejo de Arriba don Antonio Santiago Barrios, para ejecutar el inventario de la iglesia del suprimido Convento Agustino de San Juan Bautista del Realejo. La orden exigía entregar "las llaves de la iglesia, camarin y sacristía y la traslación de las imágenes y efectos existentes en ellas". Si fuera "indispensable poniéndose de acuerdo con la Priora y Religiosas del Monasterio de S. Andrés del Realejo de Abajo. Procediendo a colocar en su iglesia con el decoro debido la imagen de Ntra. Sra. del Carmen que se venera en dicha iglesia. Depositarla en ella con sus pertenencias o de su Hermandad y extraerla de dicha iglesia suprimida por consecuencia de las disposiciones de la enunciada Intendencia. Además de las imágenes que se hallen en ella con sus propiedades y objetos para su culto y cuanto exista. De suerte que nada quedara y distribuirlos en las parroquias según se estime oportuno, ejecutándolo todo por inventario formal y asentando todas las actuaciones de entrega legalmente con devolución del expediente a la dicha Secretaria".
El párroco de Santiago acepta y obedece la comisión que se
le asigna, pues "ante todo se extraiga de la iglesia la imagen de Nuestra
Señora y se deposite interinamente en el Monasterio de Agustinas, previo
consentimiento de su prelada a la que se avisará. Así mismo se depositará en el
Monasterio el retablo y todo lo que exista en la iglesia suprimida
perteneciente a su Cofradía".
Una semana más tarde el comisionado, "habiendo
precedido el consentimiento de la R.M.
Priora y demás madres en consulta para la admisión de la [mariana]
imagen manda depositarla en su iglesia". Por ello, "pasó con asistencia
de algunos (…) a la iglesia del extinguido convento Agustino e hizo que con el
decoro correspondiente, se colocase la imagen de Ntra. Sra. del Carmen en sus
andas de plata y con la mayor decencia y solemnidad se trasladó en procesión
muy devota y religiosa a la iglesia de Recoletas. Públicamente, la Priora y
demás religiosas constituyeron depósito interino igualmente que del niño.
Obligándose en toda forma a tenerla a disposición del Obispo. Seguidamente, se colocó la Santa
Imagen en el nicho del Altar Mayor que a el efecto se preparó". Con esto quedó concluido el
acto, firmando ante el notario don Juan Crisóstomo Albelo, el comisionado Santiago Barrios, la priora Sor
Bárbara de la Santísima Trinidad y demás religiosas.
"El Comisionado se constituyó en el Convento
extinguido para sacar las demás imágenes que existían en él. Entregando a los
Beneficiados de la Parroquia del lugar D. Pedro González Acevedo y D. Franco
Javier Yanes, a Ntra. Sra. de los Dolores sin la ropa ni demás alhajas de su adorno,
porque en el inventario principal no se encontró. A la Magdalena también sin
ropa por la misma razón. Tres basas pertenecientes a dichas imágenes, un dosel
de brocatel de mucho uso con sus [ilegible] de madera y limas que parecen
pertenecer a Jesús Nazareno, un confesionario y una pila de piedra para] agua
bendita con su pilar. Reclamando el párroco las dos últimas piezas por pertenecer
a la iglesia. Igualmente, [el comisionado] tiene en custodia hasta otra
disposición, un órgano viejo y casi inútil que se hallaba en el coro de la
iglesia, un altar con un sagrario dorado que hacía de comulgatorio, tres sillas
del presbiterio con asientos encarnados, otra de brazos de Moscovia antigua, un
candelero de madera que servía de Tenebrario, una piedra de arar, una vara de
madera muy vieja y tres imágenes de santos muy viejas sin ropas. Y tres
campanas, dos grandes rotas y una pequeña. Lo cual se mandó sentar por
diligencia que firmó con los Beneficiados de Ntra. Sra. de la Concepción,
entregando y dando fe el notario público".
Posteriormente se notifica al comisionado Santiago Barrios,
que concluida la "evacuación de la iglesia del extinguido convento, se
avisará al Comisionado de Rentas y Arbitrios de Amortización del partido de La
Orotava", representado en la persona de don Francisco Román, para que pase a tomar sus llaves cuando tenga
por conveniente". Al pertinente aviso notarial se responde desde la
Orotava: "pasaré a ese pueblo el día 6 del corriente a recoger las llaves
según esta prevenido".
"En el lugar del Realejo de Abajo a seis de abril,
habiendo comparecido ante el
Comisionado, el de Amortización de este partido D[o]n Francisco Román
reclamando las llaves de la iglesia, sacristía y camarín del extinguido
Convento Agustino, en virtud de orden que para ellos tiene el Sr. Intendente de
esta Provincia, pasaron a dic]ha iglesia. Estando en ella entregó la llave de
la puerta principal, pues la sacristía no tiene y para asegúrala se había
clavado por dentro. La entrega la hizo personalmente de su mano a la del
comisionado de Amortización y lo firmaron ambos ante mí el notario". Una
vez "practicadas las diligencias se remitió a su Ilustrísima por medio del
Secretario de Cámara para que en su vista determine lo que tuviere
conveniente".
Finalmente el 25 mayo de 1836, Sor Bárbara de la Santísima
Trinidad escribe: “Enterada del oficio relativo al depósito que el Sr. Obispo
de esta diócesis, mando hacer de la imagen de Ntra. Sra. del Carmen q[u]e se
veneraba en el extinguido Convento de Agustinos, debo manifestarle que, con el
mayor beneplácito admito en mí y en nombre de esta comunidad, el depósito de
Nuestra Señora con todo lo demás que la concerniere, en favor de su culto y
honra".
Así, "en acto continuo el Comisionado asistido del
notario se volvió a constituir a la iglesia del extinguido Convento, y dispuso
q[u]e se desbarate el retablo en que se hallaba la imagen de N.S. del Carmen.
Habiéndose verificado por dos maestros carpinteros, junto con el púlpito, se
condujeron al Monasterio de Recoletas donde quedaron depositados. También un
frontal de mesa dorada perteneciente al Retablo y Altar Mayor, un velo de
damasco encarnado, una alfombra pequeña que cubría la tarima del mismo altar la
que igualmente deposito dos bujías (...) y de todo constituyó deposito interino
la Priora y demás madres de consulta. Obligándose a tenerlo a disposición del
Sr. Obispo. Concluida esta diligencia volvió a trancar la iglesia del convento
y firmó con todas las religiosas depositarias," a saber: Sor Bárbara de la
Santísima Trinidad, priora, Sor Jesús Mª
de San José, superiora, Sor Mª de San Antonio del Corazón de Jesús, Sor Juana
del Sacramento de Ponte y Sor San Aurelio Andueza, dando fe el notario don Juan
Crisóstomo Albelo.
Debido al incendio que se produjo en el desamortizado Convento de San Andrés y Santa Mónica en 1952, fue Nuestra Señora acogida en la Parroquia de la Concepción y posteriormente, reubicada en su Santuario una vez concluida su reedificación donde recibe culto actualmente.
FOTOGRAFÍA 1. Procesión de Nuestra Señora del Carmen.
ARCHIVO HISTÓRICO MUNICIPAL DE LOS REALEJOS.
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