Antonio-Pedro Tejera Reyes
Ingenieros en mi vida
Dedicado a mi querido amigo Jesús Ramos, presidente del
Colegio de Ingenieros del estado Monagas
Quizá nuestra vocación por la ingeniería vendría signada
por los viejos años en que acompañábamos a nuestro padre transportando a los
ingenieros que construían las carreteras de la Isla de Tenerife, Viendo a
aquellos profesionales cargados de sus trípodes haciendo los levantamientos
topográficos para proyectar las carreteras, o más tarde en los tableros de
dibujo de la Junta Administrativa de Obra Públicas, es Santa Cruz de Tenerife,
se afianzaría nuestra vocación por la ingeniería, llevada al máximo con la
práctica del trabajo diario como Delineante, que dibujara los planos de las dos
principales autopistas de la isla, la del norte y la del sur, aparte de las más
intrincadas carreteras en los puntos más sobresalientes de la isla. Eran los
años 50-60 del pasado siglo.
Así nuestra vocación se vio recompensada con los 16 ingenieros
que tenemos en nuestra familia directa – hijos y nietos, 13 graduados en
Venezuela – con algunos de ellos haciendo historia ocupando puestos importantes
en muchos momentos de su vida en el desarrollo de Venezuela, y ahora mismo en
Boca Ratón, Florida EE.UU., donde María Milagros, precisamente es la Directora
de Trafico de esa populosa ciudad, después de una larga vida profesional como
experta en vialidad territorial en esa misma nación donde se graduó como
Ingeniero Civil en la Universidad de Tennessee.
Aquí, en Venezuela, hemos vivido momentos cumbres viendo
como algunos de esos familiares ocupaban puestos importantes en empresas
privadas propias, o en empresas del Estado, con inolvidables recuerdos en la
isla Margarita, donde la recorrimos de punta a punta admirando las obras de
ingeniería de Jose Gilberto, que más tarde su experiencia le llevará hasta el
lejano Estado de Mérida, supervisando la construcción de sus carreteras
Ingenieros fueron nuestros maestros, no solo en la
gestión profesional, sino inclusive en la actividad social, entre ellos nuestro
recordado ilustre maestro D, Juan Amigó de Lara, artífice de las más connotadas
obras en la Isla de Tenerife, del que fuimos colaborador directo durante varios
fructíferos años para nuestra formación profesional.
De extraordinario prestigio, y de incalculable valor la
labor del ingeniero en la vida del desarrollo de los pueblos, su importancia
estructural está más que demostrado en el mundo con las espectaculares obras
que hoy nos asombran cada día más.
Recorriendo el Puente del Mundo en Panamá, subiendo al
Cristo Redentor, en Río de Janeiro, o recreándonos en las obras del Siam Park,
El Palmetum, o el Lago Martiánez, en Tenerife, obras de nuestros amigos
ilustres ingenieros José Luis Olcina y Juan Alfredo Amigó, tenemos que ofrecer
nuestra rendida admiración, a estos profesionales que con sus trabajos nos
sorprendieran desde nuestra más temprana edad, y nos llevaran a formar esa
familia de ingenieros donde hoy tenemos más que los que tenía la empresa pública
en la isla de nuestro nacimiento, como decimos, allá por los años 50-60 de
siglo pasado.
¡FELIZ DIA DEL INGENIERO VENEZOLANO!
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