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martes, 5 de abril de 2022

PASTORES DE BELÉN

Lorenzo de Ara

El gallego ya llegó. Bajó de los cielos y está entre nosotros. En el infierno. La política nacional la conoce al dedillo. Aunque su reino es pequeño en comparación con la piel de toro, nadie está para enseñarle nada nuevo en esta tierra cainita, mediocre y polarizada hasta el tuétano. Y llega con el mensaje clarito de que alumbra ya entre los pastores (votantes) una estrella que anuncia el centrismo y la moderación fetén de verdad. ¡Fuera de mí el insulto, la descortesía, la ramplonería y la política cortoplacista! Ahí es nada. Es lo mismo que echar a Sánchez sin despeinarse. Echar a Sánchez ganando unas elecciones con el socialista aceptando la derrota con buena cara y mejor fondo. Por mucho menos se cargó el psoe.

Bien está que la moderación y el centrismo no se conviertan en sinónimo de vasallaje y sumisión. Lo expuso Feijóo. Estoy de acuerdo. Pero el sanchismo, si tiene algo que lo hace fuerte, es la capacidad para merendarse a los tibios. Y a los no tibios. A todo bicho viviente. Rivera, Iglesias y Casado conforman la lista de los fiambres con más suflé.

Con 60 años a sus espaldas, espero y deseo que el gallego tenga lo que algunos avisan que tiene, pero que no enseña sino en el espacio íntimo e ínfimo de la intimidad monacal. Mala leche. Pegada.

Desde el centrismo tiene que comenzar a repartir hostias mejor dadas que la que propinó el negro rico al cómico negro rico en la ceremonia de los Oscar. Pero mucho mejor dada. Y eso se llama hacer política sin meandros.

En el pasado congreso ni una mota de política. Mal augurio. Los cargos se repartieron entre gallegos, andaluces, madrileños y luego ya si eso otro poco para ti y otro poco para el de más allá. Con más del 98% de síes Feijóo no se ve más grande. Quizá se ve más viejo.

Ay, la que le espera.

Me cuentan que Santiago Abascal asegura no querer menos de 100 diputados en Madrid.

Y todavía los tibios y los no tibios pero cobardes antes la izquierda, andan diciendo por ahí que, aunque el sanchismo siga en el machito, el peligro real de España es VOX. Lo dice hasta Feijóo. ¡Qué cosas! 

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