Homenaje por Lorenzo Soriano
Hace tiempo que necesitaba poner negro sobre blanco una
realidad afortunada, que nos ocurre desde hace décadas en nuestra entrañables
Canarias. La Colonia Hindú, paisanos nuestros, sus miembros y sus negocios,
forman parte de nuestro paisaje y nuestro paisanaje. Además, han prestado un
magnífico servicio a nuestro turismo, a nuestra imagen y han añadido un aspecto
positivo más a las peculiaridades canarias. Aún después de que, por las erradas
políticas de nuestros dirigentes económicos, el paraíso de compras que Canarias
era, se sustituyó por unos dineros que se entregan a unos pocos y que no fluye.
Nuestros paisanos y compañeros hindúes, son gente respetable,
son correctos, educados, serios, discretos, amables, respetuosos, colaboradores
e integradores. Parecen un grupo aislado, pero no lo son en absoluto.
Participan en todo tipo de actividades y no hacen gala de nada que no sea
sencillez y bonhomía. Claro que son negociantes de primera, y comerciantes como
debe ser. Eso a vendedores natos como yo, no sólo no los desmerece, sino que
causa admiración. Son incansables trabajadores y se ganan la vida a base de
esfuerzo y honradez. No recuerdo ningún acto delictivo- aunque supongo los
habrá- cometido por la colonia hindú, o alguno de sus miembros. Puede que algún
asunto económico más complicado que otros, y no me olvido de que algún asunto más
grave, han tratado siempre de alejarlo de las Islas. (Barcelona-Chanrai).
Tengo amigos hindúes a todos los niveles, y son grandes amigos. Cariñosos y sobre todo integradores.
De su religión apenas sabemos nada, a no ser por los
pequeñísimos vestigios que tienen en sus comercios, que se limitan a algún
icono, fotografía o lucecita en un apartado rincón. No presumen de Shiva o
Visnú, no tratan de convencerte, ni de contarte historias, a no ser que les
insistas y lo desees de verdad. No tienen negruras, ni penas ni castigos. Solo
códigos de conducta. Si alguno sale malo, la Comunidad lo reprende y cubre sus
malos actos.
¿Nos hemos dado cuenta de todo esto? ¿Agradecemos a la comunidad
Hindú, su permanencia en nuestras islas, a pesar de la gran baja en los
negocios debido a nuestras decisiones políticas, a lo que ellos, con la
elegancia de siempre no han manifestado ningún malestar?
Qué ejemplo para otras comunidades, razas o religiones, que
tapón para la intolerancia y el fundamentalismo, qué guía para quien quiere
dedicar su vida al trabajo, al esfuerzo, al comercio, a las transacciones
económicas y comerciales. Qué prudentes y respetuosos con nuestras leyes,
creencias y normas, por muy disparatadas que les puedan seguramente parecer.
Estos días, asistí a una ceremonia de cremación de la madre de un amigo Hindú.
Una ceremonia triste, pero preciosa. Se me trato como uno más y se me dio lugar
preferente. Como agradecen que les dediquemos atención. Prestémosles atención,
agradezcámosles su presencia y su creación de empleo y riqueza, su integración
y su amor por estas Islas. Que cunda el ejemplo. Gracias amigos Hindúes.
sorlo@step.es
Reflexiones
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