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Una tal Isabel Rodríguez, ministra portavoz del Gobierno, abrió la boca ayer, no para respirar, que lo hace con normalidad, a Dios gracias.
La niña/mujer/sanchista abrió la cueva infecta para defecar al más puro estilo socialista del siglo XXI lo que ella entiende y así lo entiende Sánchez (of course) lo que es una defensa de la libertad de prensa.
De esto, o sea, de lo que dijo la endiablada política que no sale en la peli de José Sacristán “13 exorcismos”, los periodistas del norte de Tenerife y ese gran faro de la libertad de prensa en nuestra tierra que siempre ha sido más político que juntaletras, ni se enteran ni dicen nada que merezca la pena leer o escuchar. En cuanto al gordo de Navidad con patas, alardea de ser el más respetado de la profesión. ¿Qué profesión?
Isabel Rodríguez, la parlanchina de Sánchez, propuso en el transcurso de un foro lo que para muchos es un hostión en toda regla a la libertad de prensa.
La tal Isabel apostó a lo grande y consideró que lo más seguro para desterrar las falsas noticias acerca del trabajo que realiza el sanchismo, sería que los medios de comunicación (Gente Radio, etc) garanticen un espacio único y específico para la información que se vomita desde el Consejo de Ministros. Ya puestos, también desde cualquier ayuntamiento del norte de Tenerife.
Y esto lo dice ella solita y convencida de su beldad intelectual en un coloquio bajo el título Retos de la Portavocía del Gobierno en la era de la posverdad.
Los presentes, educados, no movieron un músculo. Asintieron, siguieron respirando; muchos sonrieron y se bajaron (supongo) la bragueta para enseñar el agradecimiento.
Pero ninguno hizo lo que yo hubiese hecho un segundo después de que la tal ministra soltara la bomba. ¿Qué hubiese hecho? Mandarla a tomar por saco y decirle en la cara que es una traidora a la libertad de prensa, una peona del Sánchez felón y una voz más de este psoe que abraza a ERC y quiere que pidamos perdón a los golpistas del 2017 en Cataluña y a los etarras que mataron a casi mil personas
Y escupiría en el suelo, que sería lo mismo que escupirla a la cara después de lo dicho.
La Isabelita aseguró que con su propuesta se elimina de un plumazo desvirtuar, tergiversar y manipular las medidas que saca adelante el ejército de Sánchez. Ella entiende y lo ve claro que las medidas aprobadas llegan a la calle y, por ende, a los españoles con un toque “sesgado previamente” y, claro, esto es así porque los medios de comunicación (Gente Radio, etc) hacen el trabajo desde un punto de vista negativo, muy crítico y sin formación suficiente.
(Así está el acalde de Puerto de la Cruz que no sabe cómo demonios atajar los ataques diarios que sufre desde los medios de comunicación independientes (jajaja).)
La Annabelle de Sánchez quiere, en definitiva, atajar en corto a los medios de comunicación. Hacerles la vida imposible. Ella quiere un boletín informativo (perdón) propagandístico y que siempre sea el Gobierno de su amo el que tenga la última palabra.
¿Les suena?
El socialismo, ya sea desde La Moncloa o desde la sede de la Casa del Pueblo de Puerto de la Cruz (son dos ejemplos paradigmáticos de la democracia en España) lo que busca es acogotar y meter por el culo a los periodistas la verdad única que debe ser contada a la orden de ya.
(Y no pondré en duda que algún que otro periodista y medio de comunicación del norte de Tenerife estén más que dispuestos a recibir la orden y dejar entrar la verdad en el cuerpo con inusitado placer.)
El periódico El Mundo asegura en uno de sus editoriales que “la libertad de prensa es un pilar clave del Estado de derecho y su cuestionamiento, una tentación iliberal que debe combatirse.”
Quiero creer que los periodistas del norte de Tenerife, que trabajan sesudamente y están al tanto de todo, combatirán esta maniobra del socialismo. O cabe también la posibilidad de que los periodistas del norte de Tenerife no tengan tiempo para defender la libertad de prensa.
Principalmente porque eso de la libertad de prensa no va con ellos.
¡A buen pagador, pocas palabras bastan!
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