Yolanda Trancho
El sol de
aquella mañana parecía predecir que no sería un buen día para unos y otros.
La calle está
alterada y las miradas insinúan un desenlace que parece no llegar, la tensión
se palpa en el aire y hasta las hojas de los árboles se quedan inmóviles al
objeto de no molestar.
La
incertidumbre de unos y otros, las votaciones en plazas y colegios que muchos
abrieron obligados las puertas por temor a unos políticos.
Fueron días de
perplejidad por las declaraciones de unos, por el recelo de otros. Todos
escondían sus ideas y sentimientos, y cuando los aireabas, te encontrabas con
familias rotas de diferentes ideologías que dejaron de hablarse, se insultaron
y muchas hoy en día todavía no han restablecido la unidad.
El Gobierno
catalán, en un pleno extraordinario, declaraba la independencia de una
comunidad, Cataluña. Fue la más efímera, y de repente acabó rompiendo todo,
hundiendo los ánimos de todos, unos porque la esperaban perpetua y otros porque
se declaraba.
Cuanta hipocresía en estos políticos que hoy tienen asiento en el Congreso de los diputados cobrando un sueldo que no está nada mal y siguen presionando al Gobierno para que el delito de sedición se elimine del código penal. Solo rebelión, y como alguno ha dicho; trato quirúrgico en la malversación. ¿Cómo podemos soportar esta desolación?
¿Quiénes nos
están gobernando? Los policías nacionales y guardias civiles que vinieron y los
alojaron en barcos de Disney, o en hoteles de los que fueron echados como si de
ratas se trataran.
Fueron años de
ignominia a todos los Cuerpos de Seguridad. Y así han seguido. En Cataluña se
calla y nadie levanta la voz.
Ahora, que les
despojaran a esos políticos de un delito con el que quisieron romper la unidad
de España, todavía les tendrán que indemnizar. El dinero que se llevaron y
gastaron en farándulas, autobuses y sabe que más, quedarán libres de penas y
volverán a prestar sus ideas maquiavélicas para destruir España.
Recuerdo las
empresas que se marcharon a Zaragoza, Madrid y Valencia, las colas en los
cajeros para tener dinero en efectivo, que se agotaba en un par de horas.
Las pintadas
en las casas de los policías nacionales y guardias civiles, y en muchas la
ignorancia de muchos era escribir “Gora ETA” como si quisieran volver a las
armas, al tiro en la nuca.
Hoy que
también el sol se esconde detrás de las nubes para no iluminar una comunidad que
se verá abocada al desastre por unos políticos que pactan con el mismísimo
diablo para seguir sentados en las poltronas y cobrar dinero de donde sea.
Estos que cambian leyes de un día para otro, a pesar de las advertencias del
órgano judicial
A todos los
que amáis vuestro país, con nuestras montañas, llanuras y playas, os digo; no
repitamos el pasado. Utilicemos la historia, para aprender, no para engañar de
quienes fueron los buenos o los malos.
En una guerra todos pierden.
No hay comentarios:
Publicar un comentario