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martes, 15 de noviembre de 2022

LA LEPRA DEL ABSENTISMO

Lorenzo Soriano

De entre las múltiples carencias que el sistema de leyes y normativas laborales que existen en España, y que hacen que el paro endémico o permanente sea de aproximadamente de tres a tres millones y medio de personas, el absentismo es la peor de todas.

Si se une a que el empleo en España tiene que nutrirse en asalariados de baja formación y de escasísima productividad, en la mayoría de los casos, el panorama que nos ofrece es desolador.

El absentismo, que no la baja real por motivos reales y demostrables, es un sistema de “venganza”, contra salarios bajos y condiciones laborales que el trabajador considera “injustas”, al no cumplirse las altas y exageradas expectativas que creen se merecen. Muchas veces, las más, sin razón alguna, ya que con poco esfuerzo de preparación y sin una productividad real, estos “absentistas profesionales”, pretenden tener salarios o condiciones como los que aparecen en la tele de las telenovelas.

El absentismo, como la enfermedad de Hansen, se extiende en el cuerpo laboral español y provoca una “carcoma” de la productividad empresarial que merma muchos de los beneficios de la empresa. Ya que la empresa, tiene que seguir cubriendo los vacíos que producen los absentistas, soportando ciertas cargas sociales y económicas, y normalmente no puede reemplazarlos, con lo que la productividad y la eficacia, cae estrepitosamente.

Pero hay una incidencia muy grave y poco tratada y que quiero señalar y denunciar. Cuando la baja es injustificada y no avisada, pero incluso cuando lo es por el absentista “profesional”, carga sobre el resto de compañeros del cuerpo laboral un peso extraordinario, difícil de soportar, y a veces dañino a la salud y estabilidad emocional de sus compañeros.

La potestad del médico de cabecera en dar la baja, no debe de ser cuestionada generalizando, pero sí que las Mutuas, deben estar vigilantes a los enormes abusos que se producen. El médico no quiere enemistarse con su paciente y se limita a cumplir con la ley vigente, y si bien hay casos evidentes de enfermedad o dolencia que proceda a dar de baja, hay muchas otras, y de muy larga duración, que deberían ser evaluadas mucho más rigurosamente, y revisadas a lo largo del tiempo.

Repito, no solo por el bien y la salud económica de los creadores de empleo, sino y sobre todo por puro compañerismo. El “listillo”, que optimiza el calendario laboral, que perfecciona la consecución de bajas, y que reiteradamente está de baja, hay que ponerle frente al espejo y hacerle ver que sus ingeniosos escaqueos, son muy perjudiciales y perniciosos para la comunidad trabajadora y empresarial. Y habrá que defenderse de ellos.

A reflexionar.

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