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domingo, 20 de junio de 2021

EL ROEDOR SÁNCHEZ

Lorenzo de Ara

Escribe José Antonio Zarzalejos: “El perdón gubernamental tiene implicaciones perturbadoras para el sistema que satisfacen a los que lo impugnan: desoye al Tribunal Supremo; desafía a los partidos de la oposición; provoca un tóxico y tramposo debate sobre la Jefatura del Estado y, en último término, precariza la trayectoria de la justicia española ante las instancias de la europea. Un escenario español que no podría hacer más felices a los secesionistas y a la izquierda radical." Por tanto, lo que se hace desde Moncloa es poner en marcha un golpismo que la sociedad civil rechaza.

Uno de los cuentos más amargos de Kafka, "La construcción", narra la historia de un roedor que se pasa la vida construyendo la fortaleza que lo convierta en todopoderoso. Fortaleza inexpugnable. Y lo consigue, aunque sumido en un siniestro miedo y amarga inseguridad ante un enemigo que nunca se llega a ver. Construye y tira abajo. El roedor, en este caso Sánchez, está metido en la construcción, y en ella atesora la carne y la sangre para alimentarse, pero está también rodeado de viejos demonios desde que inició la obra. El poder, la seguridad, el yo mayestático ante el mundo que le rodea. Se ve seguro, (¿se sabe seguro?), pero es esclavo de perder la vida y su obra. ¡El poder!

El mundo del escritor nacido bajo el imperio austrohúngaro, hoy reconocido como autor checo, está perfectamente reflejado en la vida mendaz de Sánchez.

Roedor entre roedores. Hacedor de miedos, inseguridades, mentiras, golpes, corrupción.

Es un ser que, siendo depredador, también es comida fácil para otros animales más grandes.

Y esos animales más grandes están ahí fuera. Y dentro de él. Y le esperan.

La construcción horripilante de Sánchez es su democracia, su psoe, su Moncloa, su país.

Los enemigos son los que lo saben todo de él y consienten que respire. Que tiranice. ¡Que se autodestruya en la gran mentira construida con su frente y sus dientes!

Pero sus víctimas, nosotros, podemos morir con él. Perderlo todo.

La sociedad civil debe y puede acabar con esta pesadilla kafkiana.

Empresarios de la Alemania del 33 frotándose las manos y hablando de un futuro grande, grande para todos. Mientras, ya es sabido, los trenes con "ganado", siempre llenos, se iban para no volver con vida. Y no hicieron política, aquellos ricos y pacíficos empresarios alemanes. ¿No hicieron política? Hasta en Estados Unidos muchos empresarios aplaudieron con las orejas el horror del nazismo. Ya sé, ya sé. Evitar comparaciones odiosas. ¡Pero si es que no hago comparaciones! Hablo del mismo horror. Se ha dicho que las nuevas guerras globales no necesitarán tanques, drones, submarinos nucleares, marines, ¡Tercios de Flandes! Japón se conjuró en su día y ganó la tercera guerra mundial con economía. Ahora China ha despertado y ganará la cuarta con el gran hermano y el capitalismo salvaje elevado a la quinta potencia. 600 millones de chinos ya son clase media. He ahí un arma de destrucción masiva. Mientras, los otros, verdaderos muertos que todavía no saben que lo son, deambulan y se afanan, pero ya no están en esta nueva realidad. Y los empresarios pontifican, obispos catalanes incluidos, que la concordia, el perdón, la economía, son herramientas para evitar la decadencia.

Cataluña no se hunde en el agua como Venecia. Cataluña se hunde en la mentira, la corrupción, el golpismo, la mafia, la violencia, en la noche de los cristales rotos, en las heces de 43 años de chantaje.

Venecia sobrevivirá. No hay en este caso muerte en Venecia. Tomas Mann escribe el suicidio de Cataluña.

Y aseguran los empresarios que ellos no hacen política.

¡¡¡Y Godó no hace periodismo!!!

Y ya por último, dejó aquí un parrafito del editorial de El Mundo: “¿Por qué el 26 se podrá caminar por la calle sin mascarilla y no mañana? La respuesta parece sencilla: porque será justamente por esas fechas cuando está previsto que se concedan los indultos a los condenados del procés.”

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