Cristina Tavío
En una época donde el ejercicio de la actividad política se ha puesto mucho
en entredicho, y muchas veces con razón, yo hoy quiero romper una lanza a su
favor después de haber vivido en primera persona la aprobación definitiva del
nuevo Estatuto de Autonomía de Canarias que entrará en vigor una vez que se
publique en el Boletín Oficial del Estado.
Para mí, y creo no equivocarme si hablo en nombre de diputados nacionales,
autonómicos y senadores, ha sido un honor y un orgullo haber sido partícipe de
los trabajos y debates para mejorar nuestra norma institucional básica que
reconoce la singularidad de las Islas.
Cabe recordar que el actual Estatuto de Autonomía se aprobó mediante la Ley
Orgánica 10/1982 y que durante estos 36 años de vigencia sólo se ha modificado
de forma puntual en el año 1996. Esta segunda modificación integral es, por
tanto, una oportunidad histórica para que Canarias cuente con su propia carta
magna acorde a la realidad que estamos viviendo.
Esta reforma ha sido posible gracias al trabajo de todos los que ha
participado activamente en el debate estatutario y que han mantenido una
actitud constructiva y dialogante. Un esfuerzo que hay que valorar porque lo
que buscaba era respetar la voluntad del pueblo canario buscando los puntos de
encuentros de todos los grupos políticos.
No en vano, así se demostró en el pleno monográfico que se celebró el
pasado 10 de octubre en el Parlamento de Canarias, donde la propuesta para
reformar nuestra carta magna fue aprobada por 53 de los 60 diputados que
conforman la Cámara regional. Siento que no haya habido unanimidad en torno a
este texto que es bueno para Canarias, porque es el instrumento que nos puede
llevar al progreso y la solidaridad que queremos entre todos los canarios.
De un Estatuto de Autonomía que contaba con 66 artículos hemos pasado a un
texto que contiene más de 200. Puede que a algunos consideren que tener más
contenido no es una condición válida para garantizar nuestro estatus propio,
pero nada más lejos de la realidad.
Es un hito, por ejemplo, que hayamos logrado blindar en esta norma la
desvinculación entre el Régimen Económico y Fiscal -el mejor de nuestra
historia- y la financiación autonómica para que ningún gobierno tenga la
tentación de mezclar estos asuntos tan importantes. Nuestro REF forma parte de
nuestro acervo histórico constitucionalmente reconocido y es la garantía que
tenemos los canarios para ser iguales. No se trata de verlos como privilegios
sino como derechos que tenemos los que aquí vivimos por estar lejos y alejados.
Esto entronca con otra de las propuestas recogidas y que considero de vital
importancia: la constitucionalización de nuestra condición ultraperiférica.
Nuestro archipiélago por su situación geográfica excepcional constituye un
territorio singular, marcado por la lejanía y la insularidad, que el nuevo
texto consolida en los términos recogidos en los Tratados de la Unión Europea.
Esta nueva carta magna canaria avanza también en la capacidad de
autogobierno y permitirá la posibilidad de elaborar decretos leyes en caso de
urgente necesidad o de disolver el Parlamento y convocar elecciones anticipadas
cuando las circunstancias así lo requieran.
También podremos asumir competencias mediante convenios con el Estado en
materia sensibles para las Islas, como la gestión de costas, aguas u obras
hidráulicas, o gestionar directamente los fondos europeos cuando vayan
destinados a competencias autonómicas.
Además, será el primer Estatuto que elimine el aforamiento de los diputados
autonómicos y establece las bases de una nueva ley electoral que mejora la representatividad
de los votantes canarios, sin que ninguna isla pierda representación en el
Parlamento.
Esta nueva norma, que va a regular la convivencia entre nosotros, y va a
reconocer y a constitucionalizar nuestros derechos, nuestras libertades y
nuestra forma de gobierno, será también garante de libertad, de solidaridad y
de igualdad de oportunidades entre los canarios.
No tengo la menor duda de que con este Estatuto de Autonomía ganamos todos.
Y eso es un hecho histórico.
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