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sábado, 27 de octubre de 2018

EL TURISMO QUE VIENE, A EXAMEN


Antonio-Pedro Tejera Reyes

EN TORNO A UNA SOLUCION: INSTAR, PRESIONAR, INSISTIR

¿Por qué no? Llevamos mucho tiempo utilizando en nuestros escritos esa máxima de D. Manuel Fraga Iribarne de: instar, presionar, insistir. Lamentablemente no nos ha dado mucho resultado, pero los hechos quedan ahí. Son varios los acontecimientos que hemos visto desarrollarse que han sido motivo de nuestros comentarios. ¿Casualidad? Es posible.

Nos estamos refiriendo a la monumental obra que significaría resolver el problema del tráfico de la llamada Autopista del Norte, con aquella frase que acuñó en Caracas, el combativo político Diego Arria, siendo gobernador de la ciudad: “Un problema por abajo, una solución por encima”.

No sé si quedan todavía en Caracas alguno de aquellos “puentes de guerra” – como les llamaban – que eran unas estructuras de hierro que se colocaron en los lugares más conflictivos del tráfico en la ciudad. Fueron tiempos en que pudimos comprobar su efectividad, pues vivíamos allí. Mas tarde se consolidarían unas obras más permanentes, pero aquella gestión futurista dio un excelente resultado.

Nos trae este genial recuerdo, la crítica e ignorante actitud de determinados sectores de la población de la isla de Tenerife, cuando el Sr. José Miguel Galván Bello, incurrió en la idea de construir la hoy famosa e insustituible Autopista del Sur. Por razones que no vienen al caso exponer aquí, tuvimos desde sus inicios una información de primera mano sobre este singular proyecto que cambió toda la faz de la isla, e incluso produjo la diversificación de la misma como “destino turístico”, cuyos extraordinarios resultados para sus habitantes no es necesario destacar en este artículo de opinión, por estar simplemente a la vista de todos.

Los entresijos de toda esta trama que nos llevaría a despegar en nuestra economía insular, lo vivimos en primera persona. Por un lado viendo cómo se realizó y ejecutó el magnífico proyecto, y por otro conociendo las peripecias de su gestión política, donde Galván Bello y sus técnicos asesores – entre ellos nuestro ilustre amigo el abogado Rodrigo Rodríguez Ferrer - se doctoraron en conocimiento del tema y la diplomacia suficiente para conseguir el apoyo internacional de la compañía francesa Dumex, y del Gobierno Español que aprobaba esta insólita gestión promulgado una Ley especial que permitía la ejecución de la obra. Algo desconocido en aquellos tiempos de la dictadura franquista, y realmente extraordinario.

Quizá, ahí podíamos aplicar eso de instar, presionar, insistir… Nos invaden los recuerdos de cuando la obra estaba en construcción y a cierto personal de Obras Públicas, que trabajábamos en el proyecto – fuimos delineantes del mismo – se nos permitía el acceso a las obras, y casi al finalizar las mismas nos permitíamos el lujo de ir a tomar café en Los Cristianos, en apenas 45 minutas. Lo contábamos y los amigos se quedaban alucinados… Todo un tiempo en que el Sr. Galván Bello, subía todas las tardes – su despacho estaba en el primer piso – a ver el avance del trabajo de gabinete al tercer piso del edifico del Cabildo de Tenerife, donde en la tercera planta teníamos nuestro tablero de dibujo en la Junta Administrativa de Obras Públicas… Recordar es vivir.

Esta es la situación que nos trae a la mente, lo que pudiera ser la construcción de una vía superpuesta en la Autopista del Norte, en Tenerife - como hemos publicado repetidas veces desde el año 2005 - la solución del tremendo problema de su congestionado tráfico, y el ahorro infinitamente significativo de tiempo que significaría su puesta en escena, algo que los entendidos economistas pudiesen muy bien calcular unido a varias alternativas económicas que esta obra aportaría, entre otras la posibilidad del pago de peaje tal como ocurre en otras vías en la misma España, sin adentrarnos en los ejemplos internacionales.

El valor escénico de esta obra sería sensacional, aún con la triste realidad de la falta de un señalado artista como el llorado Cesar Manrique, pero que se existen en el archipiélago sin tener que recurrir a personajes foráneos ignorantes de los valores arquitectónicos y urbanísticos de nuestros ancestros.

En nuestros encuentros con los sueños mentales que nos llevan a ver esta monumental y necesaria obra como una realidad, nos asalta la visión desde un espectacular mirador turístico en los terrenos de La Matanza, o La Victoria, donde podemos ilustrar al turismo que nos visita con la leyenda de la isla de San Borondón, con el fondo de la música de nuestros queridos famosos Sabandeños… La ilusión no cuesta nada…

En San Antonio de Texas, los americanos idearon canalizar y acondicionar el río para resolver el problema del empleo, en una señalada época de crisis. Hoy es un auténtico reclamo turístico, que hemos disfrutado en nuestras andanzas por esa hermosa ciudad, y en cuya ribera encontramos el Restaurante Islas Canarias, como un imperecedero recuerdo de los fundadores de la misma.

Imaginar el trajín y el empleo que significaría la construcción de esta obra cuyas imágenes las tenemos en la mente, el algo que no nos cuesta nada. Un sueño que lo comparamos con el que un día algo lejano nos llevó a imaginar algo parecido a lo que hoy es Canarias, revalorizada en todos sus sectores gracias a la bonhomía de sus gentes, la calidad de las mismas, los regalos que nos hizo La Naturaleza, y ese prodigioso clima que hace que su turismo sea de los doce meses del año…

Un escenario natural que hemos difundido por el mundo entero de diversas maneras, como un homenaje a hombres como Jose Miguel Galván Bello, a quien la Isla de Tenerife, y Canarias entera por extensión, les deben un eterno homenaje. La solución del tráfico en el norte de la isla, necesitan un personaje como este.

Instar, presionar, insistir. Servir es mi vocación… mi ocupación, que diría el lema internacional de los rotarios…

*Del Grupo de Expertos de la Organización Mundial del Turismo, de las Naciones Unidas. UNWTO.

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