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martes, 30 de octubre de 2018

OCTUBRE, MES DE REFLEXIONES


Isidoro Sánchez García

Presidente de la Fundación para el Desarrollo de la Universidad de La Laguna y miembro de diversas organizaciones, como el Centro Atlántico de Pensamiento Estratégico o el Foro Canario de Desarrollo Sostenible.

Octubre, el mes diez del año y del otoño, siempre ha sido ocupado por la sociedad para llevar a cabo reflexiones y para celebrar efemérides. En este año 2018 me ha tocado compartir el ciclo que sobre la Ilustración y don Agustín de Betancourt ha organizado en San Cristóbal de La Laguna la RSEAPT con las Jornadas Formativas promovidas por la Asociación profesional de Guías de Turismo que preside Rolf Fuchs, para dar en La Orotava un paseo por la Historia de Taoro. También tuve tiempo para escaparme al Puerto de la Cruz e ir de Periplo con el polifacético Manuel Méndez por sus universos culturales.


La actividad betancouriana en La Laguna se repartió en dos días, entre el abogado orotavense, Juan Cullen, y la historiadora portuense, Milagros Luis, por una parte, y el ingeniero tinerfeño, Joaquín Soriano, y el profesor de Física y Química de la ULL, Amílcar Martín, por otra. Cullen, responsable del archivo betancouriano, trató de la familia Betancourt, en particular de los hermanos José, Agustín y María del Carmen, y su relación con la Sociedad Económica en la etapa de don Alonso de Nava y Grimón. Milagros dedicó su charla a describir la Geografía recorrida por don Agustín de Betancourt al salir de Canarias: Europa y Rusia, al igual que el relato de los hitos betancourianos caminados a finales del siglo XX y en los primeros años del siglo XXI por el ayuntamiento del Puerto de la Cruz y el Gobierno de Canarias. El amigo Joaquín Soriano relató la historia de la Escuela de Ingenieros de caminos, canales y puertos en Madrid, fundada en 1802 por el universal ingeniero canario, padre de la ingeniería europea. Fue donde conoció en 1972 la figura del que fuera su referente como ingeniero. Finalmente el profesor Amílcar Martín, destacado biógrafo de Betancourt, explicó el alcance de la ingeniería de don Agustín Betancourt en la revolución industrial del XVIII que vivió, tanto en España como en Francia e Inglaterra, así como su formación en el ámbito de la física y la química.


Por su parte las jornadas formativas del sector de Guías de Turismo en La Orotava, celebradas en el Centro de Visitantes "Telesforo Bravo", del Parque Nacional del Teide, ocuparon seis días para dar a conocer, por expertos en la materia, asuntos relacionados con el menceyato prehispánico de Taoro, su anexión a la Corona de Castilla, la emigración de la población del valle de La Orotava hacia las Américas, la relación comercial canario-americana de los productos del valle de Taoro, la situación actual de la ganadería y cultivos de explotación, el aprovechamiento actual del agua, los personajes históricos vinculados al valle de La Orotava y con el conjunto histórico de la Villa, así como La Orotava en la literatura. Fueron actividades donde el Turismo caminó de la mano de la Cultura.

 

El jueves 25 de octubre tuve la oportunidad de hablar de la figura de Alejandro de Humboldt y de su paso por el valle de La Orotava. Acudí a mis dos últimas obras: al libro HUMBOLDT. DE BERLÍN A BERLÍN. POR EL TEIDE Y EL CHIMBORAZO y al documental "La Ruta de Humboldt en Tenerife", resumen de la obra de teatro de Jaster Creaciones, "El Comienzo de un largo viaje". Valoré el carácter pionero de Humboldt en la literatura de viajes y en el turismo relacionado con la cultura; también en el papel geográfico y paisajístico del valle de La Orotava, por los pisos de vegetación, así como el referente del volcán Teide en su universo de la montaña. Tras mi intervención, el presidente de la FUNDORO, Miguel Ángel González, evocó la figura del astrónomo italo-escocés Piazzi Smyth cuando sus observaciones telescópicas en Guajara y Altavista a mitad del siglo XIX. El doctor en Historia del Arte por la ULL, Gerardo Fuentes, académico de la Real Academia de Bellas Artes de San Miguel Arcángel, nos llevó en volandas a la figura histórica del escultor orotavense Fernando Estévez, autor, entre otras obras, de la Virgen de la Candelaria y de San Pedro, y colaborador artístico de la iglesia de la Concepción. Fue todo un ejemplo de la Ilustración orotavense, nacido en 1788, el año en que se comenzó a construir el Jardín Botánico de La Orotava.

Pablo Domingo Torres, gestor técnico municipal del Patrimonio Histórico, nos explicó de manera muy amena la relación de casas señoriales, edificios civiles y religiosos, así como de jardines y lugares de valor histórico repartidos por el territorio de la Villa, con especial énfasis en los conventos de las diferentes órdenes religiosas que vinieron a La Orotava tras la conquista. Recordó a los agustinos, a los dominicos, a los franciscanos y a los jesuitas, además de las monjas, lo que me llevó a recordar la ciudad de Quito, cuando la llegada de los españoles supuso la implantación de espectaculares edificios religiosos en Ecuador. Especial y emotivo fue el discurso impartido por el joven filósofo orotavense, Juan Bosco, al terminar la jornada. Eran las 8 de la noche y nos llevó a poner en valor La Orotava, después de escuchar lo que autores varios habían escrito sobre la Villa. Poetas como Pedro García Cabrera y Gerardo Diego, mujeres como Dulce Maria Loynaz, María Rosa Alonso y Cecilia Domínguez, salesianos como Víctor Rodríguez y Antonio Márquez.


Esa noche me sentí orgulloso de ser Villero, desde el mar hasta la cumbre, desde el Atlántico hasta el Teide. Fue mucho lo que nos hizo pensar el joven filósofo al hablar de su Villa, de nuestra Orotava. Del casco y de los barrios, de lo urbano y de lo rústico, la Rus in Urbe que tanto le gustaba citar a Alejandro de Humboldt, al francés, Sabino Berthelot, como al belga, Jules Leclercq. De la aristocracia y de los burgueses, de los agricultores y de los comerciantes. De la llegada del agua y de la luz, de las escuelas y los caminos. Tenía claro que La Orotava es especial, por su geografía y biodiversidad, por sus gentes, por su mar y sus montañas, por sus barrancos, por sus jardines, por sus itinerarios turísticos y culturales, por los molinos de agua, por los lavaderos y la tenería, por sus balcones, por las casas de la Villa de Arriba y las mansiones de la Villa de Abajo. Por la panza de burro o el mar de nubes que tanto entusiasmó a Humboldt en junio de 1799 cuando subió al Teide o por la manera de mirar a las estrellas. Igualmente por las papas, los plátanos y las viñas de cordón trenzado, y también por los pajares, las Alfombras y la Romería.

Se notaba entre los guías de turismo, pese a la lluvia, el interés en conocer más y mejor la historia de La Orotava. Por ello se agradeció al Gobierno de Canarias y al ayuntamiento de la Villa la organización de estas jornadas formativas, en particular al equipo de Patrimonio Cultural, Miguel Ángel Clavijo y Aranzazu Gutiérrez, así como al alcalde de La Orotava, Francisco Linares, y a la concejala de Turismo y Museos, Delia Escobar.

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