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lunes, 8 de octubre de 2018

DIOS LOS CRÍA Y ELLOS SE JUNTAN


Pedro A. González. 

Es de sobra sabido que el comunismo se opone a las religiones promoviendo Estados ateos, no ya aconfesionales como es nuestro país recoge la Constitución, sino imponiendo el laicismo, es decir, que no pueda haber ningún tipo de relación entre el Estado y la Iglesia, principalmente la Católica, a la que ven como un enemigo, y, en algunos casos, hasta las manifestaciones religiosas públicas, y así lo hemos podido comprobar recientemente, no sólo a lo largo de toda la geografía española, sino incluso también en el municipio de Puerto de la Cruz. No en vano, Karl Marx, quien inspira a alguno de los ediles portuenses, veía la religión como una herramienta utilizada por las clases gobernantes para adormecer a las masas trabajadoras y, por ello, llegaba a definirla como el “opio del pueblo”. Luego Lenin y Stalin, también seguidos por los comunistas portuenses, impidió la reconciliación entre el comunismo y la religión y, de hecho, el Partido Comunista destruyó iglesias, sinagogas, mezquitas, templos budistas, así como ejecutó a líderes religiosos, e inundó las escuelas y los medios de comunicación con enseñanzas en contra de la religión, sustituyendo el culto a la divinidad por el culto al líder.   


Por ello, y sin entrar en el horror que supuso que el comunismo en medio siglo asesinara en sus dictaduras totalitarias a más de cien millones de personas (China, Unión Soviética, etc), hay que recordar que, desgraciadamente, no está desaparecido, sino que vuelve a tratar de implantarse en la sociedad moderna utilizando a los populismos como, por ejemplo, en Cuba hace ya demasiado tiempo, Venezuela o, la cruel y terrible dictadura de Corea del Norte. Sus bases para convencer siguen siendo las mismas: la doctrina de la lucha de clases, crear dos grupos opuestos en los que unos, según ellos, oprimen y, otros, que son los oprimidos y a los que ellos van a salvar. Y esa reiteración en la idea de la lucha de clases es la que han venido ahora a enaltecer en España los nuevos comunistas, disfrazados en un partido político llamado Podemos, que si bien quiso en un primer momento ocultar esa imagen presentándose como “un partido transversal”, lo cierto es que ya no puede negar que su propio líder se ha definido como un comunista con el puño en alto. De esa forma, como se hiciera en Cuba o en Venezuela, aprovechándose de la buena fe de las personas, de manera populista, se han venido introduciendo en las instituciones con el único fin de implantar su ideología y, una vez que lo consigan, que Dios nos coja confesados.   


Y el mismo método utilizan también en nuestra ciudad. Primero presentándose como simples vecinos por el Puerto (VxP), ocultando las siglas de Izquierda Unida (IUC), Equo o Alternativa Nacionalista Canaria (ANC), para presentarse como  luego simples ciudadanos del Puerto de la Cruz a través de Asamblea Ciudadana Portuense (ACP), quien ya en 2016, una vez dentro de la Corporación Local, decide quitarse - parcialmente, todo sea dicho - la máscara, y respaldar la candidatura de Unidos Podemos a las elecciones de junio de dicho año. De esa forma, lo que ya se vislumbraba con la presentación de las mismas propuestas que Podemos anunciaba en cualquier lugar de España en nuestro municipio, se pone en evidencia cuando, viendo la amalgama de siglas con las que siempre tratan de confundir a la ciudadanía, para parecer más y mejores, no dejan de ser los mismos comunistas de siempre, aquellos que Dios crió y ellos solos se juntaron. 

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