Esteban Domínguez
Desde hace tiempo nuestro municipio, está muy abandonado,
los vecinos se quejan, que, para enviar una carta, tiene, que acudir al Realejo
Alto, puesto que la Estafeta de Correos, que estaba en el Realejo Bajo, desde
hace unos años, la han cerrado.
Por tanto, tras la unión de Los Realejos, el Realejo Bajo y
algunas zonas cercanas, a este lugar, están muy abandonadas e idas de las manos
de nuestras autoridades.
Hay plazas muy abandonadas, viviendas a punto de caerse al
suelo, y si no que de ser una vuelta por la Calle La Alhóndiga, o zonas
cercanas al barrio de Tigaiga. Un lugar tan histórico, y últimamente muy
abandonado.
También le recuerdo a
nuestras autoridades, que va a pasar con la casa donde vivió Agustín Espinosa,
muy cerca de la Plaza de Las Flores.
No todos estamos contentos del trabajo de nuestras
autoridades, pues suelen resolver las casas, después que no tienen remedio.
El Realejo de Abajo estoy cansado de decirlo es el “casco histórico” más abandonado del norte de
Tenerife. Vayamos a La Orotava, o a La Laguna, allí, las autoridades
se desvelan por conservar su patrimonio y lo hacer con celo, con cariño, para
nunca perder las señales históricas del pasado.
En Los Realejos, no
pasa lo mismo a pesar de que nuestras autoridades digan lo contrario.
¿Qué pasa con Rambla de Castro? ¿Ya se olvidaron los
ecologistas de este bello paisaje?
¿Ya no hay ecologistas en Los Realejos?
¿Serán que todos están “enchufados” cuando antes era todo lo
contrario?
Don Manuel Domínguez, y los miembros de la Corporación,
deben trabajar con armonía y hacer de Los Realejos, una “patena” y que quienes
nos visitan se encuentren a justo, y repitan una y más veces a visitarlo,
porque de lo contrario, Los Realejos no arrancan ni con gasolina de la
especial.
Por otro lado, noto, que “querer es poner”. Porque hemos
perdido el “Museo del Castillo” donde mucho turismo acudía a visitarlo.
Allí se gastó mucho
dinero don Fernando Weyler y López de Puga Profesor del Colegio del Colegio de
Arte el Madrid.
Don Fernando Wuyler fue una persona que luchó porque el
turismo para que llegara hasta Los Realejos, y digo esto como ejemplo, y que
seguro estoy no es culpa de la actual corporación que ese museo haya
desaparecido, donde de daban todo clase de datos de nuestros aborígenes. Ese
edificio de cuatro Castillos, fue muy visitado. La citada familia Weyler, se
desvivió por hacer algo grande sobre nuestros aborígenes los guanches. En
cierta ocasión me comento: “Esteban dodo lo que tu haz escrito sobre el Museo
Parque del Castillo, ha servido para que muchos alumnos de diferentes municipios
de la Isla, lo visitaran y te lo agradezco muy profundamente”.
Don Fernando, estaba muy contento con este proyecto. Al
final entre otras cosas quiso ampliarlo dos salas más de las que tenía, entre
otras cosas porque le prohibieron que sus guaguas no recogieran turistas en el
Puerto de la Cruz, y para colmo le despropiaran unos diez mil metros cuadrados,
para realizar la “redonda del castillo”
Fue distinguido, junto a otras instituciones con la “Medalla
de Oro” del Centro de Iniciativas, y Turismo de Los Realejos, foto que podemos
contemplar, en este artículo.
Su señora doña María de las Mercedes le ayudó mucho en este
proyecto, al igual que sus hijos.
Su Abuelo, el Excmo. Señor Weyler fue capitán general de
Canarias, por algunos años, y la plaza que vemos en frente se conoce por Plaza
Weyler, posiblemente, recogiendo la labor de este personaje.
Don Fernando también
tenía el título de “Marqués de Tenerife”, muy merecidamente.
Tenía el personal adecuado para recibir a los clientes sobre
todo extranjeros. Los sabios agasajar, y que muy cansado y debido algunas
“controversias ocasionas” llego el momento dejar a un lado, tanto trabajo
realizado, con el fin de que Los Realejos, tuviera un Parque Museo relacionado
con la Historia de Canarias, en el cual, y en una sala del mismo realizó el
momento en que Nelson, quiso que sus tropas entraran en el Puerto de Santa Cruz
de Tenerife.
De don Fernando,
guardo como no podía ser de otra manera, la amistad que nos unía, tanto a este
que suscribe, como también con el siempre recordado fotógrafo Juan Dumas.
Allí en sus bellos jardines, fueron muchos los ratos que
pasamos, comentando varios aspectos de la vida cotidiana.
Por lo tanto, Los Realejos ha perdido el “Castillo Parque
Museo”, echamos en falta todo lo que allí poseía, aunque dicha pieza de cuatro
torres del siglo XIX se mantiene en pie, y posiblemente, sea en estos momentos
de otras personas.
D don Fernando le agradezco aquellos dos todos de la
Historia de Canarias y el libro titulado: “EL ARCHIVO DE MI ABUELO” “Biografía
del Capitán General Weyler”.
En mi libro
“Vivencias realejeras” de lo que quedan muy pocos, se recogen un amplio espacio
al “Castillo Parque Museo” y que fue editado por el Cabildo Insular de
Tenerife, el Ayuntamiento de Los Realejos y el Centro de la Cultura Popular de
Tenerife, pueden encontrar varios comentarios relacionados por distintas
personalidades. Con Prólogo: de E. Rumeu
Palazuelos “Conde de Bárbate” y presidente de Honor de la Real Sociedad Económica
y Amigos de Tenerife. De la cual soy socio, gracias al empeño de Don Guillermo
Camacho y de Don Antonio Luque Hernández.
Y después de lo dicho:
Algunos me dicen como
Don Manuel Domínguez no busca un lugar en el Realejo de Abajo un lugar donde
poner una consulta médica, ya que en varias ocasiones se había comentado.
Y termino diciéndoles a nuestros políticos, que “predicar es
una; casa y dar trigo” es otra muy distinta. Que el sueldo que ganan es de
nuestros bolsillos y nunca se olvide de los muchos problemas que tienen Los
Realejos.
¿Cuándo finalizaran las obras de La Avenida de Canarias? ¿De
quién es la culpa?
Muchos interrogantes se pueden hacer sobre Los Realejos en
estos momentos, porque no es “oro” todo lo que reluce.
También me dicen que hay gente que no tiene trabajo, que no
hay dinero para publicar libros, y que los ricos con el P.P. son más ricos, y
los pobres son más pobres con el P.P.
Señores políticos, hasta los “ecologistas” que tanto le
dolían Los Realejos, se han quedado en medio camino.
Cada vez que paso por El Castillo, me viene a la memoria,
ese gran hombre: Don Fernando Weyler, y el gran valor que tenía tantos
trabajos, que salieron de sus generosas manos, y de tantos recuerdos
importantes de personalidades como Viera y Clavijo y muchísimos más que comento
en el libro mencionado.
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