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martes, 2 de agosto de 2022

LA SOPORTABLE LEVEDAD DEL SER

Antonio-Pedro Tejera Reyes

“En esta tarde gris...” pareciera que queramos darle la réplica a lo que Milán Kundera, quiso allá por 1984 calificar como insoportable. No, no se trata de eso, ni de nada parecido, sencillamente nos viene, acuciados por el ambiente melancólico que nos rodea, el reflexionar sobre el incomparable deterioro físico-mental que nos produce la ignorancia, unida a la maldad y el mal trato, que nos azota por todos lados.

No, no es una  elucubración, es una realidad que estamos viviendo y que nos parece atacar con dureza, por cuanto personajes de buena posición político-empresarial, con significativos signos marcados por la ignorancia y el desprecio a los buenos proyectos para el desarrollo de un país, nos están produciendo ese deterioro que señalamos, debido al imponente trabajo que cuesta introducir acciones positivas, honestas y honradas, en un destruido mundo producto de una corrupción generalizada.

Hechos y realidades que nos traen a la memoria aquel sesudo comentario sobre, “La Envidia como recurso”, aparecido en la prensa de Canarias, hace muchos años, firmado por “Honoris Causa”, y que hemos comentado más de una vez incluso en nuestros libros sobre Sociología Rotaria.

Naturalmente nos estamos refiriendo al deterioro que produce el tener que soportar el engaño y la mentira, como ejes sobre los que se soportan quienes son incapaces de valorar lo que sus hechos pueden significar para la salud mental de sus víctimas. Así de claro lo tenemos cuando vamos pasar el tiempo, los días, los meses y hasta los años, con las luces prendidas en ese altar que soporta, la ignorancia, el mal trato y la envidia como recurso.

Ocurre entonces, que el persistente deterioro, que afecta directamente a las personas, se pierde en los ilimitados fines de sus proyectos, con las evidentes causas-efecto en la inmensidad de los mismos, muy en especial cuando su dimensión está vislumbrando el escenario del desarrollo de la sociedad mundial, y de la secuencia de su bienestar se trata.

Una reflexión que nos llega precisamente por las circunstancias que nos rodean, cargadas de los más imponentes signos positivos, que se ve truncada frente a esa insoportable levedad del ser, que comentamos, ante la cual no nos queda más remedio que revelarnos aunque sea de una manera testimonial ante la profundidad del poder constituido, dueño y señor de todo ese laberinto que nos azota sin la más mínima misericordia, ni la más leve señal de comprensión, consideración, o respeto, ante la presencia de proyectos irrebatibles, presentados con todo género de avales, y con la más relevante humildad signando sus aspiraciones.

Vale aquí la famosa frase de Pietro Figueroa. “Al pueblo hay que mantenerlo en la ignorancia para vivir de sus carencias”. Es el dogma que siguen esos a quienes no nombramos, porque en realidad no hace falta, y que son, sin la más mínima de las dudas, los causantes del retroceso de los países, y de la salud mental de quienes se pasan la vida intentando cambiar los sistemas, llevando a la población hacia el camino de la honestidad y la honradez, lejos de la mentida y el engaño. Un camino difícil y tortuoso mientras existan en el mundo, quienes compren a sus congéneres con “un plato de lentejas” y haya quienes se dejen comprar de esa figurada forma.

Los ejemplos y las realidades los hemos vivido, y los vivimos, por desgracia, y queramos o no, vemos cómo afectan a toda la humanidad, sin casi ninguna excepción.

La mentida y el engaño, azotan por todos lados. Producen un deterioro mental que trastorna a los seres humanos, luchar contra estas patrañas que están ahí presentes, se ha convertido en el quehacer diario de muchas personas, como una realidad constante.

Escribir sobre este triste acontecer se nos convertía en una necesidad, en esta tarde gris...

Servir es mi ocupación.

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