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jueves, 25 de junio de 2015

ROMERÍA DE SAN ISIDRO 1958


Evaristo Fuentes Melián
 
LA FOTO DE ISAAC VALENCIA EN EL CAMELLO DE LA ROMERIA DE 1958, Y SU CONTEXTO…
ISAAC VALENCIA estudiaba en el curso 1957-1958 el Selectivo en la Escuela o Colegio Politécnico de Aparejadores, en un vetusto edificio de la vetusta calle de San Agustín lagunera.  Isaac (Saso para los amigos) fue  a recibir clases de Matemáticas Analítica y Descriptiva, una muy difícil asignatura, en ‘el largo y cálido verano’ del 58, tal como reza el título de una película memorable de aquella época. Muy caluroso verano de Santa Cruz, que era “un autentico horno” al decir de la gente del Norte tinerfeño con su benefactora panza de burro.
Pues bien: las clases particulares las recibió Isaac en una esquina de la Rambla de Pulido—que entonces era con dos filas de casas terreras de una planta casi todas ellas-- en la vivienda particular del inolvidable  don Serafín Junquera de la Piñera, un profesor titulado,  Capitán de la Marina Mercante, que ya por entonces era un vejete cachondo mental, y al describir las curvas de las ordenadas de la Analítica Descriptiva, las comparaba con las tetas y el culo (con perdón) de la impresionante y entonces joven actriz Sophia Loren. Saso y yo, con aquellos tan alegres sistemas pedagógicos de don Serafín, aprobamos fácilmente en septiembre 58 esa asignatura.
 
En cuanto a la garrafa de vino que lleva en el camello de marras, Romería del mismo año 58, Saso nunca fue un hombre bebedor en exceso durante los años de su primera juventud.  Pero posteriormente, el cargo tan importante de alcalde de La Orotava, le obligó un par de veces a aceptar un trago, pero nunca llegó a borracho, nunca pasó de estar ligeramente piripi. Y es que tenía que asistir, en su política de acercamiento a los barrios periféricos, a sus fiestas típicas de magos y folklore, y allí los vecinos, pequeños agricultores de la vid, viñateros y hasta pisadores de la uva en el lagar del distrito, le ofrecían y se veía obligado a   probar un buchito del vino de la tierra. A eso, aunque uno sea un abstemio convencido y con ulcera duodenal, un alcalde que se precie no se puede negar, el vecino vinícola no le votaría si no prueba su vino; muy al contrario, si se niega, podría botarle (con B larga)--- y que  pareciera un accidente--- al primer andurrial o barranquera de los alrededores.
 
Felicidades a Isaac Valencia, por saber conducir el camello manejándolo (como si fuera un chofer con manejo o un conductor con volante) con la garrafa en sus manos.
 
Espectador

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