Hay un chiste que corrió por
todos los mentideros hace unos años, y que he descubierto recientemente que
tiene su origen en una película de la pareja Humphrey Bogart y Lauren Bacall,
en que al despedirse después de una conversación cariñosa en el hall de un
hotel, donde duermen en habitaciones individuales contiguas pero distintas,
ella le dice: “Si me necesitas, silba; es muy fácil, sólo tienes que juntar los
labios y soplar”. Esta frase devino más
tarde en algo más explícito, al incrementarse con esta coletilla: la mujer espera
un rato, pero al ver que su pareja no le silba, le pregunta desde su habitación
en voz alta e insinuante: “Cariño, ¿tú silbaste?” Este chiste se atribuyó con el paso de los
años a una pareja típica natural y vecina de una isla canaria que es conocida
por su lenguaje silbado….Fue en son de guasa y nadie se lo tomó en serio.
También son célebres los
cuentos de humor negro a cargo del recordado, genial, Miguel Gila; por ejemplo, el del boticario
que es despanzurrado por un petardo colocado por los gamberros del pueblo; o el
de la abuelita que se convierte en cenizas al tocar en un descuido un cable de
alta tensión. Qué risa, Basilisa.
Hay casos con mucha más mala
uva. Hace una treintena de años, por los corrillos y despachos del
funcionariado de la capital tinerfeña, corrieron anécdotas y cuentos
supuestamente chistosos que desprestigiaban a un ministro, intelectual donde
los hubiera, del primer Gobierno de Felipe González. Y aunque fueron repartidos
con cuadernillos impresos en plan panfletario, nadie fue procesado
judicialmente por ello. En la actualidad hay tertulianos en los medios, basados
en el insulto sistemático, parlanchines procaces que esos sí que merecen un
juzgado de guardia.
Ahora ha surgido desde la
derechosa un oportunista y falaz rasgarse las vestiduras con ataque furibundo a
la nueva alcaldesa de Madrid, por un chiste racista de mal gusto que hace un
par de años publicitó el nuevo concejal de apellido Zapata. Pero este asunto se
ha sacado evidentemente de contexto. En el nuevo modelo de ‘noticiario
universal’ que ha ido conformándose con lo digital, tenemos cada día infinidad de
chistes irrespetuosos que circulan por las redes y que, de ser tomados en
serio, sería muy complicado denunciarlos a todos. Los juzgados no darían
abasto.
Espectador
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